todo lo sólido se pudre
El tiburón que el artista británico Damien Hirst encriptó como una obra conceptual titulada La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo ha comenzado a transitar el irreversible camino de la entropía y el polvo, y está dando signos de deterioro físico.
Hace dos años la pieza se vendió por 9,5 millones de euros. Y según la revista británica The Art Newspaper, ya era de dominio público que el tiburón, de más de cuatro metros de largo, presentado en un tanque sellado con transparente de aldehído fórmico se hallaba en muy mal estado. El representante legal de Hirst declaró a la revista que, de no mediar inconvenientes, el animal será sustituido por un nuevo ejemplar. Para ello, ya se están llevando a cabo conversaciones con el millonario estadounidense Steve Cohen, actual propietario de la obra.
El tiburón es uno de los íconos del llamado Arte Joven Británico de la década de los 90, y se deteriora rápidamente debido a la manera en que lo conservó el artista en 1991. El compuesto químico empleado era demasiado débil y Hirst no inyectó correctamente los conservantes para un animal de ese peso.
La polémica está en puerta. Por una lado, los expertos ociosos cuestionan la sustitución del tiburón ya que esto influiría en la originalidad de la obra. "Si alguien pinta sobre un Rembrandt, el cuadro no sigue siendo un Rembrant" dicen algunos. Larry Gagosian, de la londinense Galería Gagosian, que actuó como intermediario en la venta, afirmó previsiblemente a The Art Newspaper que "el tiburón es una obra conceptual y el hecho de sustituirlo por otro de igual tamaño y aspecto no altera la pieza".
Mientras tanto, el propietario de la obra está de acuerdo con la sustitución, pero teme que esto devalúe su elevado precio actual. Hirst, de cuarenta y un años, sometió a una oveja al mismo procedimiento. Pero ésta todavía se mantiene fresca.
Hace dos años la pieza se vendió por 9,5 millones de euros. Y según la revista británica The Art Newspaper, ya era de dominio público que el tiburón, de más de cuatro metros de largo, presentado en un tanque sellado con transparente de aldehído fórmico se hallaba en muy mal estado. El representante legal de Hirst declaró a la revista que, de no mediar inconvenientes, el animal será sustituido por un nuevo ejemplar. Para ello, ya se están llevando a cabo conversaciones con el millonario estadounidense Steve Cohen, actual propietario de la obra.
El tiburón es uno de los íconos del llamado Arte Joven Británico de la década de los 90, y se deteriora rápidamente debido a la manera en que lo conservó el artista en 1991. El compuesto químico empleado era demasiado débil y Hirst no inyectó correctamente los conservantes para un animal de ese peso.
La polémica está en puerta. Por una lado, los expertos ociosos cuestionan la sustitución del tiburón ya que esto influiría en la originalidad de la obra. "Si alguien pinta sobre un Rembrandt, el cuadro no sigue siendo un Rembrant" dicen algunos. Larry Gagosian, de la londinense Galería Gagosian, que actuó como intermediario en la venta, afirmó previsiblemente a The Art Newspaper que "el tiburón es una obra conceptual y el hecho de sustituirlo por otro de igual tamaño y aspecto no altera la pieza".
Mientras tanto, el propietario de la obra está de acuerdo con la sustitución, pero teme que esto devalúe su elevado precio actual. Hirst, de cuarenta y un años, sometió a una oveja al mismo procedimiento. Pero ésta todavía se mantiene fresca.
1 Comments:
el que se està pudriendo es hirst, pero nadie se da cuenta
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