Thursday, January 19, 2006

ill communication

Hace algunos días que no tengo teléfono ni Internet. En realidad, el teléfono anda mal. Es como un zombi. Suena y cuando uno levanta el auricular escucha el gruñido de los muertos insepultos y cada tanto alguna palabra. Es algo así: "La... La... ¿Puedo hablar... No se... Es.. La... ¿Hola?". Y entonces uno se separa el tubo de la oreja porque los gruñidos lo asustan y responde: "¿Hola?" y después agrega: "El teléfono anda mal. No lo escucho". Esto se repite así con algunas variantes. Y después hay que cortar.

El cable del teléfono por el que corren las voces y Speedy se cortó hace un par de meses cuando el jardinero podó la hiedra que hay en mi casa. Los de Telefónica vinieron, vieron cual era el problema, se fueron y no volvieron nunca más. El muy probable que el jardinero le haya metido un tijeretazo al cable y es seguro que los empleados de telefónica son sutilmente sádicos y muy inoperantes.
Ayer me subí a la medianera que tiene casi seis metros de alto y traté de parchar los cables. Lo hice pero la comunicación no mejoró. La línea se transformó en Hola Masoquismo Espiritual. Un teléfono que suena y suena y cuando uno atiende, más por inercia que por otra cosa, está seguro de que no va a poder hablar con nadie. Pensamos en desconectarlo pero no. La sensación es que alguien nos puede estar llamando.

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