Jacinto Benavente, polígrafo español
Sí, estoy con Benavente. Pero todo vía web, porque jamás vi un libro suyo en ninguna parte. Me gusta la literatura española, su fragilidad de primer mundo a las apuradas, el resentimiento histórico del argentino cocido en la generación del 37, ese sentido del ridículo tan especial, su cantada inexistencia, hasta que de repente pelan esa España profunda, gallarda, la del honor y te clavan el Quijote, Unamuno, el Siglo de Oro o Vilas-Matas te la manda a guardar con irónica prolijidad y una hidalguía admirable.
La cosa con Benavente en la web es más bien poco. Dos o tres apuntes biográficos aquí y allá, una poco verosímil aunque divertida entrevista, miles de frases cursis (como, por ejemplo: "El verdadero amor no se conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece") y casi nada más. De allí que se pueda fantasear tranquilo. Aunque hay que decir que desde su nombre, lo de Jacinto suena aburrido, incluso burocrático. Que haya ganado el Nobel en un año tan literario como el 22, que transcurría desangrándose a pura vanguardia, remarca ese carácter. (Por otra parte, alguien tendría que escribir en algún momento una historia crítica de esa suerte de universo administrativo paralelo a la lectura y los lectores que es el Nobel.)
Bueno, ¿y entonces? ¿Benavente para qué? Escuchá: "Dicen que me burlo de todo, me río de todo, porque me burlo de ellos y me río de ellos, y ellos creen ser todo". La frase me empuja a creer que hay otro Benavente más allá de las instituciones, lo sé monárquico, lo imagino fatigoso polígrafo, lo quiero sanguíneo, explosivo. Pero seguramente no es para tanto. Y sin embargo, todavía hay que lidiar con la ambigüedad de este fragmento:
"Y en ellas visteis, como en las farsas de la vida, que a estos muñecos como a los humanos, muévenlos cordelillos groseros, que son los intereses, las pasioncillas, los engaños y todas las miserias de su condición: tiran unos de sus píes y los llevan a tristes andanzas; tiran otros de sus manos, que trabajan con pena, luchan con rabia, hurtan con astucia, matan con violencia. Pero entre todos ellos desciende a veces del cielo al corazón un hilo sutil, como tejido con luz del sol y con luz de luna, el hilo del amor, que a los humanos, como a estos muñecos que semejan humanos, les hace parecer divinos, y trae a nuestra frente resplandores de aurora, y pone alas en nuestro corazón y nos dice que no todo es farsa en la farsa, que hay algo divino en nuestra vida que es verdad y es eterno y no puede acabar cuando la farsa acaba."
3 Comments:
Juan, ¿Vila-Matas es digno de esa lista en la que lo pusiste, o fue un gesto irónico? Me interesa saber la opinión de alguien que no se diga amigo de él.
Saludos
De Benavente leí "Intereses Creados", una obra de teatro de lo más irreverente y graciosa. La conocés? Sino, cuando quieras te la paso (alguna copia, o algo así).
Gracias, Lowfirocker. Quizás en un futuro. Y Diego, creo que Vilas Matas es un aturo interesante, atractivo, ligeramente recursivos y a veces demasiado ingenioso, aunque leí apenas dos de sus libros.
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