"la historia es un arte narrativo"
“Aquí se cuenta la vida de un hombre que solía despertarse, casi siempre, en un lugar diferente del que originalmente había elegido para dormir”, así empieza la monumental biografía de Pancho Villa –novecientas páginas robustas– que le llevaron a Paco Ignacio Taibo II cuatro años de absoluta dedicación. Mexicano de bigote, nacido en 1949, creador de la nueva novela negra en español, los libros de Taibo II son mencionados a menudo entre los libros del año por The New York Times y Le Monde. También mereció tres veces el Premio Internacional Dashiell Hammett y su biografía de Ernesto “Che” Guevara lleva ya treinta seis ediciones. Esta vez el turno le tocó a unos de los símbolos más atemporales de la revolución mexicana.
¿Cómo fue la escritura de este Pancho Villa?
Tengo registros de una batalla continua durante meses por disipar las sombras de nieblas que rodean al personajes. Rigor absoluto, día a día, hora a hora. Sí, pero también leyenda negra, mito, historia oficial, información de las fuentes más espurias. Había que confrontar todo eso. Por eso fue necesario esclarecer los hechos pero nunca dejar de contrastar los anti-hechos, por llamarlos de alguna manera. El manuscrito informativo original tenía alrededor de seis mil páginas. Después, hubo que narrar. Y me propuse hacer eso, un libro que narrativamente funcione.
¿Qué lo motivo a embarcarse en este proyecto?
A los mitos de uno, a los mitos que son tuyos, a los mitos propios, hay que mirarlos de frente. Si uno quiere conservarlos como tales, como referentes emocionales, no hay otro camino. (Hace una pausa) Y el personaje es tan fascinate... En un momento dije: “Ni una gota de ficción, porque eso lo debilita”. Que sus historias se cuenten solas. No hay que imaginar nada. Después de diecisiete años de bandolero, a un casi analfabeto le surge el espíritu revolucionario y el amor por las escuelas, las maestras, las máquinas de coser y también las máquinas de escribir. Siempre en la columna de Villa, incluso cuando eran pocos, había una máquina de escribir portátil, trajinada, donde sus amanuenses describían las batallas y los viajes.Hay un momento del libro que se arma en base a un enigma. Villa pasa de ser un bandido rural a ser un revolucionario del día ala noche... Se entrevista con Abraham González que lo recluta para la causa de Madero.
¿Y qué pasa en esa entrevista?
No lo sabemos. Y no creo que ya podamos saberlo. Yo lo que hago es dejar que los hechos hablen. Ese día Villa cambió, tan simple como eso. Traté de ponerme en la cabeza de Villa y mi pista –que está en el libro– es que Villa tenía un profundo respeto por aquellos que estaban dispuestos a morir por sus ideas. Esta coherencia, que no estaba en su vida de bandido, lo gana.
Taibo II dice que sintió la tentación del novelista y cambiar el final de la batalla de Celaya, donde Álvaro Obregón derrota a Villa y sella para siempre su destino. Pero no. “Enseguida vi –dice el escritor– que había honor en esa derrota. Y eso nos honra a todos los mexicanos.”
¿Cuál es la relación entre novela y biografía?
La historia es un arte narrativo. Y se necesita estilo, se necesita saber cuándo introducir personaje, cuándo detener el avance de los hechos para hablar del escenario, de los detalles que son, al final, los grandes protagonistas del efecto de verosímil de la historia. La historia no está enfrentada a la ficción. La historia debe ser rigurosamente investigada y construida con una narración. Eso es en mí una convicción. Las historias (con “h” minúscula) hay que Contarlas con (con “c” mayúsculas). Por otra parte, hay ideas que piden ser novelas, otras que no. Pero ambos géneros hay que contar bien, sea lo que sea esto de “contar bien”. Es muy fácil saber cuándo algo está bien contado, pero es muy difícil definir el “contar bien”. El oficio del narrador es al sastre, lo que el sastre al zurcido invisible. Lo interesante es lo que no se ve. Si hay un percepción muy clara de que el estilo domina al libro, el libro perdió.
Paco Ignacio Taibo II no es sólo un escritor de caudales informativos enormes, también tiene una comprometida actividad como organizador de la célebre Semana Negra que se realiza cada año en Gijón, España, desde 1988. También recibió la invitación del Subcomandante Marcos para escribir Muertos incómodos, una novela policíaca a cuatro manos. “No lo conozco, pero intercambiamos materiales, notas e ideas durante meses y la novela salió”. Sobre el final, Taibo comenta que la próxima escala en su gira es Venezuela, donde en las manifestaciones de apoyo a Chavez se ven siempre pancartas que nombran a Villa.
¿Y mientras duró el trabajo no hablaron de política?
Todo el tiempo. Pero también decíamos: “ojo, esto es una novela, no un panfleto”.
¿Cuál es la fórmula para escribir una novela negra hoy en América Latina?
Lo ideal es un escritor de izquierda inteligente y un gobierno de derecha.
¿En qué trabaja ahora?
Tengo un par de novelas empezadas. Me imagino que voy a terminar alguna. Por lo menos para resistir la tentación de contar la Batalla del Álamo, ese icono de la historia estadounidense que resulta tan tentador revolver.
4 Comments:
Lezama publicó el primer capítulo del libro entre Marcos y Paco, y me dejó con las ganas. ¿Ya lo saldaron por Corrientes, Terra?
Abrazo.
Leí Cuatro manos de Paco Ignacio y me dejó pensando que para escribir hay que ser grosso, no solo gordobigotudoyanteojudo.
Terranova: Todaví no. Yo tengo un ejemplar. En alguna visita porteña, lo uso de excus apara vernos.
Funes: Ese gordobigotudoyanteojudo es un grosso.
...ni hablar...
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