Thursday, December 14, 2006

cartas al duque (treinta y cinco)

Querido duque,
Le escribo para confirmarle que estas vacaciones cada día se parecen más a concierto de rock de esos que empiezan tarde y no dejan a nadie conforme. Se invirtió lo justo en el sonido, los baños se inundaron y yo me despierto de una siesta después de haber soñado con la estación Castro Barros del subte A. En vez de un kiosco de revista, la estación tiene una burbuja de fibra de vidrio con vista a una selva tropical. En la radio, agarró justo la trompeta de Cantaloop, en esa versión tan entretenidamente pop. Enseguida me acuerdo que tengo una foto muy linda de Herbie Hancock. (Y también una de Quincey Jones con Ray Charles.) Siempre es de noche y siempre es invierno en Alaska. O eso es lo que dicen. Así que mi vida es una larga primavera donde los árboles de Buenos Aires me dan la importante excusa de la alergia a casi cualquier cosa.
Me voy reponiendo. Y aunque todavía me canso cuando camino, la perspectiva del fin de semana es buena. La semana que viene, sin embargo, sigue siendo una incógnita, pero no me apuro. ¿Cuántas veces se puede aplaudir con un pulpo crudo atado en la muñeca derecha?
Saludos,
Terra.

5 Comments:

Blogger AL VER VERÁS said...

buenísimo ¡¡¡

9:56 AM  
Blogger Sparhawk said...

Terra, te interesa leer una antología de cartas de viaje, por la Europa Victoriana y el Medio Oriente, de una perfecta desconocida (creeme, la conoce sólo la familia--familia rica de Filadelfia, claro...) de finales del siglo XIX, principios del XX? Más de 600 páginas de cartas en un libro del tamaño de una guía (en inglés, por supuesto) Una perspectiva interesante de una época más interesante todavía.

Un abrazo,

Luis

10:42 AM  
Blogger marina said...

buena carta, terra.
beso,
m

10:44 AM  
Blogger Terra said...

Luis: Creo que me intimda un poco ese proyecto de lectura...

A lver y Marina: gracias.

10:57 AM  
Blogger Sparhawk said...

OK, ningún problema. No se si te había comentado, pero entre otros negocios, compro y vendo libros antiguos y el sótano de casa, el garage y la oficina, parecen un capítulo del Club Dumás... Ese libro fué publicado por el esposo de la correspondente en 1917, siete años después de la muerte de la señora, en una edición privada y limitada de unos 500 ejemplares.

Saluditos,

L

11:20 AM  

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