Cartas al duque (un poco hastiado)
Querido duque,
Le escribo desde una redacción que se quedó sin aire acondicionado. La patronal, querido duque, prefiere ahorrar energía y miente cuando dice que el sistema de ventilación está roto. Hay algo de masoquismo en los periodistas que aceptan escribir y transpirar sin más queja que algún resoplido de hastío. Pero mucho peor son los que la juegan de intrascendentes, de contenidos, de precisos. Livianos como el viento y librepensadores. Bueno, a mí todavía me gusta sopesar una piedra en la orilla y sentir que es contundente. Tirarla y que llegue lejos. Y me gustan la lapiceras robustas que apoyan bien contra la superficie del papel. Ya no voy a cine tampoco. Es una pérdida de tiempo. Butacas incómodas, esperar en la cola, comprar las entradas, todo es muy, ¿cómo decirlo?, ¿improductivo? Prefiero cama, familia y televisión. Buenos Aires de noche. A la mitología del cinéfilo la paso con la programación del cable. La reducida pero complaciente libertad del control remoto en la madrugada. Y la banda ancha, sin la que el calor sería de verdad insoportable.
Un abrazo,
Terra.
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