cartas al duque (sesenta y dos)
Querido Duque,
Todos necesitamos echarle la culpa a algo o a alguien alguna vez. Pero muchas veces las excusas te agarran de la cola. La magdalena de Proust, el perro de Pavlov y lecturas de la infancia como Bomba, el niño de la selva. “Me llevé a los labios una cucharada de té en el que había echado un trozo de magdalena”, un asco. Y después los poetas ponen sus miserias en una columna y todos tiene que salir a aplaudirlos. Si no, se deprimen. Infelices. Hoy la redacción viene con clima de verano.
Saludos,
Terra.-
1 Comments:
Que ironía... poetas de la miseria que viven de los aplausos ajenos.
La autocompasión apesta.
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