Monday, May 07, 2007

Las muñecas de Bellmer



Durante el período de entreguerras, acompañando y dejándose acompañar por la estética surrealista pero sin convertirse en un referente del movimiento, Hans Bellmer comenzó a construir sus muñecas, mientras se ganaba la vida como artesano del diseño en Berlín. Se dice que las primeras surgieron como reacción frente al ascenso del Partido Nazi. Esto no es exacto pero tampoco es falso. La Poupée, que nació en 1935, tuvo innumerables versiones y frecuentó a su autor hasta los últimos días de su vida. En este primer caso, la duplicación de las partes bajas del cuerpo, con un agresivo subrayado de la vulva en contrapunto al inocente juego de zapatos y medias, insiste en las irregulares mareas del pudor.
La fotografía, famosa en buena medida, incluye, además, un espejo. Era el mismo Bellmer el que fotografiaba sus obras, introduciéndolas en un espiral de reproducción técnica. De hecho, hay algo exponencial en esta foto que recuerda la siempre incompleta relación del hombre con su libido. Sometiendo sus personajes a la violencia, desplazándolos a la fragmentación, ¿ironiza Bellmer las percepciones eróticas? ¿O intenta retratarlas con honestidad? Sus esculturas y sus dibujos, en todo caso, componen una anacrónica prehistoria de la pornografía.
Alemán nacido en Silesia que encuentra, no sin previos desvelos, su destino en Francia, Hans Bellmer llefó al mundo en 1902, atravesó el siglo XX y murió en París el 23 de febrero de 1975. Sus obsesiones fueron, sin duda, las diferentes variantes que propone la mecánica siempre artificial del deseo.

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