yo fui alumno suyo
Juan Terranova para Perfil (domingo: 29 de abril de 2007) "La mayoría de las entregas que integran esta novelita fueron publicadas previamente en Linkillo (cosas mías) en las fechas que se indican en cada caso. Los hechos y los personajes son ficcionales y cualquier semejanza con la realidad es mera homonimia o coincidencia". Ningún lector más o menos avispado creerá esta advertencia inicial. Montserrat no tiene "coincidencias", poco exhibe de "novelita" y mucho de diario íntimo. Y si es verdad que el libro se puede atravesar sin percatarse de que fue publicado íntegramente en un blog, las marcas son visibles y el conjunto presenta una exploración de la revolución digital, y las posibilidades de sus géneros, menos arrebatada que La ansiedad, novela anterior de Daniel Link. Por otra parte, es sabido que ninguna escritura prescinde de la pátina de la ficción, y mucho menos lo hace ésta. Luego, más allá de los dulces entramados de situaciones domésticas -un ominoso vecino sospechado de loco, superpoblación de verdulerías, la sorpresa de descubrir a Marcel Duchamp como un ex vecino-, el barrio del título aparece como nucleo fuerte de la estructura narrativa. "Nuestras instituciones son sólidas, al igual que nuestro modo de vida", escribe Link en referencia a su hábitat.
Así, contra todo pronóstico que vaticinaría un libro fragmentario, incluso inconexo, aflora una sutil trama donde el barrio es el protagonista principal y el acercamiento del autor a sus características, sus verdades y sus secretos, un movimiento económico y justo. Es posible encontrar, en cada entrada, frases de extraña belleza teórica: "Con la microscopía barrial pasa lo mismo que con las grandes películas de Warhol y la Recherche de Proust: modifican el régimen de percepción". Jugando a reivindicar la tradición de Boedo y los lugares periféricos, Link exagera la importancia de, entre otros, Álvaro Yunque -"uno de los grandes escritores argentinos", dice- por su pertenencia geográfica. Pero la operación rinde y, mientras el barrio se mistifica, el humor y ciertas escenas descarnadas redondean un libro equilibrado, que llega al lector con una amabilidad y una solvencia que se agradecen. Quizá, bastante rápido después de las primeras aproximaciones, hoy sea el momento de libros que usan la Web como soporte primero y laten, como Montserrat, a un ritmo urbano que no deja de ser en ningún momento fervientemente íntimo.
4 Comments:
todos fuimos alumnos suyos, parece.
no, yo fui alumno del Dr. Alberto Moretti, letrosos.
yo tambien
En nuestra Argentina seguimos fielmente, con el amor estúpido de los adolescentes -ese fervor hijo de las hormonas- creando sagas, series, legitimadas por una convención como cualquier otra. El prof. Link, nuestro héroe de la foto, engarzado en una de esas sagas –en este caso fílmica- vendría a continuar las películas que supieron actuar Sandrini y Porcel. Nuestro Link sería el prof. Pop.
Saludos,
Deshecho
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