Thursday, May 31, 2007

reflexiones privadas

Sobre La universidad desconocida de Roberto Bolaño

Como todos los libros póstumos, La universidad desconocida llega un poco tarde para algunas cosas, al mismo tiempo que es una revelación más allá de la historia de su escritura y las condiciones de su publicación. Los más de cuatrocientos poemas que contiene vienen ordenados por partes que a su vez recortan libros que pueden ser leídos en forma independiente. Algunos, pero no todos, conocieron edición anterior.
En la "Breve historia del libro" escrita por Carolina López se consignan las diferentes versiones y el escrupuloso trabajo de cotejado que se realizó. Aunque la composición de los primeros poemas se remota a fines de la década del 70, al parecer Bolaño habría trabajado en la construcción del libro por mucho tiempo. “Durante el año 1993, aproximadamente —escribe López—, Roberto se dedica a ordenar y clasificar su poesía. Unos meses antes le había diagnóstica su enfermedad. Lautaro apenas tenía dos años. De esas fechas data el manuscrito titulado La universidad desconocida que ha dado origen al libro que ahora se publica.” Lautaro es el hijo de Bolaño y a él está dedicado el libro.
El primer poema del conjunto se titula Mi carrera literaria y puede ser leído como un arte poética donde lo que resulta determinante no es lo que se escribe, sino la perseverancia en el acto: “Bajo el puente, mientras llueve, una oportunidad de oro/ para verme a mí mismo:/ como una culebra en el Polo Norte, pero escribiendo./ Escribiendo poesía en el país de los imbéciles./ Escribiendo con mi hijo en las rodillas./ Escribiendo hasta que cae la noche/ con un estruendo de mil demonios./ Los demonios que han de llevarme al infierno,/ pero escribiendo”.
Así, lejos de grandes innovaciones formales, Bolaño se queda, entonces, en una poética de la intimidad, de los amigos y las relaciones personales. Por momento impresionista, sus mejores momentos llegan con el análisis de los estados de ánimo propios y ajenos. Contemplativo, inspirado, acepta su cursilería como motor lírico. “Nadar en los pantanos de la cursilería/ es para mí como un Acapulco de mercurio/ una Disneylandia submarina/ En donde soy en paz conmigo” escribe en Ésta es la pura verdad. Esta cursilería, como gesto antes que estilo, encuentra su momento más definido en el poema Lluvia que termina: “Ahora puedes llorar y dejar que tu imagen se diluya/ en los parabrisas de los coches estacionados a lo largo/ del Paseo Marítimo. Pero no puedes perderte”. De hecho la lluvia, como ambiente pero también como personaje, es una presencia constante en todo el libro.
Hay mucha buena poesía de amor platónico en el largo recorrido de La Universidad desconocida. En El trabajo se lee “Credibilidad y no durabilidad pido para los romances/ que compuse en honor de muchachas muy concretas”; pero también se ven momentos de rudimentario erotismo directo: “La verga como un inyector/ Se clava con fuerza y sale/ Inmóvil entre los labios”.Si México y Chile aparecen tironeando la voz poética y el centro de enunciación, los años 80 y su vicios redondean las aristas del libro. “No te enamores de una jodida drogadicta:/ Las primeras luces del día te sorprenderá/ con sangre en los nudillos y empapado de orines” escribe en Ojos. Aunque cuando sale del yo, cuando abandona la habitación de la inmovilidad cotidiana, Bolaño pierde fuerza, se recupera rápido en los ritmos cansinos y en la cita inteligente, a veces velada, a la industria cultural y sus géneros.
Y, por supuesto, a Bolaño le interesa cómo hacer para conjurar las torpezas profesionales y los defectos estructurales de la tradición, casi tanto como sondear los derroteros de aquellos que, entre penurias y alegrías, eligen el oficio de escribir. Ellos, los poetas, reales y ficticios, sinécdoque del mundo cultural, son sus personajes preferidos: poetas que en el crepúsculo beben tequila y hablan en voz baja, poetas chinos que en Barcelona acarician lo sublime antes de sacar la basura. El mismo título del libro remite al proceso creativo: “¿Como se llama esto?, pregunté./ Océano./ Una larga y lenta Universidad.”
Oscar Wilde dijo que toda mala poesía es honesta. Le faltó decir que toda la buena, en algún punto, no puede prescindir de esa tentación y ese desliz. Bolaño por su parte hace de sí mismo un laboratorio sentimental. Entre la autobiografía –en más de una vez aparece el camping Estrella de mar donde fue sereno– y sus prosas más conocidas –también aquí tenemos detectives alucinados, helados, perdidos– La universidad desconocida es, entre muchas otras cosas, un comentario inesperado y seductor sobre su figura, su obra y, ¿por qué no?, lo que ya es su irresistible mito de autor.

1 Comments:

Blogger lenguaviperina said...

grosso, mil veces grosso.
como dijo maxi tomas en el cultura de perfil (hablando con arriaga): dicen que el mejor escritor mexicano de los últimos cincuenta años es chileno y se llama bolaño.

y quizás el más grande de las últimas décadas en habla hispana.

7:20 PM  

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