Leí esto en la presentación de Buenos Aires, escala 1:1 en la FUNCEB.

1. La FUNCEB es un lugar con el cual yo tengo una relación que ya lleva su tiempo. Quizás ustedes no lo sepan pero di clases de Literatura Brasileña y Portuguesa por largos, larguísimos cuatro años en la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires y entonces, durante ese tiempo, vine no pocas veces a la biblioteca de este edificio. Me acuerdo que pasé una tarde entera de invierno leyendo y escribiendo sobre Fonseca y Lima Barreto. También me acuerdo que me gustaba mucho, en una especie de regresión infantil, agarrar los tomos de las diferentes enciclopedias que tiene acá y abrirlos al azar para leer en portugués. No sé ahora, pero, en ese momento, los bibliotecarios eran mujeres muy amables y la biblioteca era un lugar chico pero cálido y servía de perfecto puente con Brasil y a veces incluso con Portugal. Después también compré, cuando no eran tan caros, algunos de mis primeros libros de Nelson Rodrigues en la librería de esta fundación. O reaccionário, por ejemplo, aparte de ser un libro revelador –revelador del Brasil del siglo XX, de su vida cotidiana y de su política–, fue y es para mí un verdadero fetiche literario, una especie de amuleto de escritor y ese lo compré en esta librería. Y en este lugar, donde ahora estamos nosotros, escuché a Ruy Castro cuando vino a presentar –la sala estaba llena a medias– O Anjo Pornográfico, su excelente biografía de Nelson Rodrigues. Y acá, también vi, acompañado con los ruidos del subte, algunas películas basadas en esos libros.

2. No va a faltar el que encuentre paradójico o contradictorio que presentemos este libro, sobre Buenos Aires, en este lugar, que es la parte más institucional pero no por eso menos viva de Brasil en nuestra ciudad. Alcanzaría con contar una anécdota para esclarecer un poco el vínculo. Yo venía con la idea de hacer un libro sobre los barrios de Buenos Aires hace bastante. Pero no lograba redondear la idea. Hasta que Natalia Moret me trajo un libro de Rio de Janeiro que se llama Prosas Cariocas, uma nova cartografía do Rio de Janeiro donde se reúnen trabajo ficcionales y crónicas de jóvenes escritores sobre Rio. Ahí empecé a entender cómo tenía que ser Buenos Aires, escala 1:1 al que yo todavía llamo, en privado, “el libro de los barrios”. En el prólogo de Prosas cariocas, que en ese momento traduje y subía mi blog, Ruy Castro dice y les leo con mi portugués de Primera Junta: “Prosas cariocas prova de novo que, si existe cidade mais inspiradora que o Rio, ainda nâo pintou nos mapas.” Todavía no pintó en los mapas, dice Ruy. Y acá, perdónenme, viene la chicana infaltable: ellos juntaron 17 escritotes, nosotros metimos 25. Igualmente, para no herir egos, querido Ruy, quedate tranquilo, en el fútbol siempre van a ser mejores ustedes.

3. Buenos Aires, entonces, la ciudad paranoide, la ciudad tentacular que devora todo, una ciudad central en la periferia del mundo, la ciudad matriz que como una madre resignada deja ir a sus hijos y los recibe con los brazos abiertos cuando vuelven vencidos o triunfantes, esa Buenos Aires está en este libro. Baudelaire la elegiría hoy para poder odiarla lleno de culpas. Imagino que Joyce preferiría Córdoba para mirarla desde el norte como miraba Londres (o París, o Trieste) desde Dublín, deseándola y temiéndola al mismo tiempo. Y de haber sido argentino, John Cheever escribiría sobre zona norte y el tren Retiro-Tigre y Chuck Palahniuk narraría los freaks que se pueden ver hacia el oeste, pasando Caballito, Flores y más allá. Para descubrir cómo la perciben Federico Levin, Lucas Funes Oliveira, Washington Cucurto, Marina Mariasch, Oliverio Coelho, Violeta Gorodischer, Leonardo Longhi, Ignacio Molina, Cecilia Pavón, Alejandro Parisi, Leonardo Oyola, Iosi Havilio, Sebastián Martínez Daniell, Natalia Moret, Nicolás Mavrakis, Romina Paula, Mariano Pensotti, Félix Bruzzone, Joaquín Linne, Diego Grillo Turba, Ricardo Romero, Sonia Budassi, Hernán Vanoli, Juan Incardona y Maximiliano Tomas, van a tener que leer este libro.