música grave y ligera
“Tuve un tío que siempre se encontraba enfermo y siempre se quejaba de que nadie le hacía caso. Así es el contrabajo.” Planteado como un monólogo teatral, El contrabajo de Patrick Süskind nos presenta a un músico obsesivo y verborrágico que, entre cervezas y discos, explica sus ideas y su vida. Citando a Bottesini, “el Paganini del contrabajo” y a Karl Ditters Von Dittersdorf, autor del Concierto en Mi Mayor para contrabajo y orquesta, el contrabajista cuenta sus borracheras después de un Sigfrido, asume sus frustradas aspiraciones de tocar el Quinteto de las Truchas de Schubert y analiza la sospecha –bastante confirmada– de que es vigilado, burlado y ridiculizado por el instrumento, culpable de sus rotundos fracasos erótico-amoroso.
Condenado a la habitación cerrada y acustizada de su estudio, la relación es ciclotímica. Primero lo ama y lo defiende, después dice que lo va a matar a golpes porque le estorba desde un punto de vista “humano, social, espacial, sexual y musical”. La definición es clara: “Femenino... pero inflexible como la muerte”. Solo, atado a su instrumento, el contrabajista se pasea así por los descarnados ribetes psicológicos de su historia personal, confiesa su amor por una tierna y talentoso soprano y busca ejemplos para sus sufridas teorías sobre Mozart.
Süskind entiende bien el mundo del músico profesional que toca en orquestas financiadas por el estado, su relación con el arte y la burocracia, su condición de funcionario y de testigo, muchas veces perplejo, de las grandes composiciones del siglo XIX. “Hitler era, a lo sumo, un wagneriano entusiasta y yo, como usted sabe –dice el contrabajista–, no soy ningún devoto de Wagner.”
Compré mi ejemplar de El contrabajo a mediados de la década del 90 en el parque Rivadavia. Es breve, se lee en una noche y más que un pequeño tratado sobre la vida del músico moderno, lo que ofrece Süskind es el misterio del instrumentista, detrás del que, por más anodino que sea, siempre se oculta una buena historia.
2 Comments:
Muy bueno
vi esta obra de teatro, al represebntaron en santa fe un grupo de c´rdoba. El actor era malo pero el texto era tan groso que me quemó la cabeza y me leí todo lo que encontré de este tipo.
La relacion con el instrumento es maravillosa, te lo digo como bajista.
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