la cocina de las estrellas
"¿Cuál es la importancia de Rodolfo Turturro en la historia de la gastronomía y la de la humanidad? Es difícil decirlo, y tal vez la pregunta esté hecha en forma equivocada. No debe hacerse sobre Rodolfo Turturro, sino sobre Rudy “Albahaca” Turturro.Es decir: no sobre el famoso gastrónomo, el rico gourmet, el político que tanto ha hecho por la mejora de la alimentación y de la educación culinaria de toda la humanidad, terrestre y no terrestre, sino del cocinero de astronave de los años juveniles.
Si bien aquel periodo es al mismo tiempo poco conocido y mayormente transformado en una pequeña y breve serie de leyendas, a su vez, y para el objeto de nuestra búsqueda, es extremadamente formativo para la conciencia de lo que puede verdaderamente ser, o llegar a ser, un ser humano que come. O también un ser no humano que come.La dimensión extra-especie que Rudy ha alcanzado, en efecto, no es poca cosa, y no puede ser despreciada en un examen de sus textos y de sus decisiones políticas y administrativas. Es gracias a su variada experiencia en comidas y cocinas no terrestres que Rodolfo Turturro ha llegado a encontrar nuevos medios, nuevas ideas, nuevas formas de intervención para sostener a la humanidad entera en su eterna búsqueda de comida.
¿Habría podido adquirir sus conocimientos de modo académico? Tal vez. ¿Pero cuando? En efecto, no se trata sólo de conocimientos, sino de experiencias; y las experiencias son la base sobre la cual el político, el intelectual, el genio, construye sus propias alternativas a la realidad. Y sus viajes fuera del sistema han sido sin duda la fuente principal de sus primeras y más formativas experiencias. La creatividad no cae del cielo en la mente de los hombres, don de los dioses que premian a su arbitrio. La creatividad es una lámpara que toca a todos. La diferencia entre un profesional de la creatividad (tal como un cocinero, un poeta o un investigador en un laboratorio) y un aficionado, está en todas las horas pasadas frente a un banco de trabajo por el primero y no por el segundo; y de la decisión de tirarse al río de las experiencias que siempre hace el primero, y no el segundo, relegado como otro trabajo part time. El profesional de la creatividad que de ella extrae no el simple placer del aficionado, sino el rédito que le permite comer su pan a fin de mes. Y su acompañamiento, obviamente. El genio de la creatividad se juzga también por la calidad de lo que unta a su pan.
De la Introudcción a Memorias de un cocinero de astronave de Massimo Mongai.
(Memorie di un cuoco d'astronave, Massimo Mongai, Mondadori. Premio Urania 1997. Se consigue en Internet. )
1 Comments:
Bueno, tampoco exageremos... Yo más bien lo veo parecido a Elvio Gandolfo.
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