Sobre Las aventuras del señor Maíz
Las aventuras del señor Maíz de Cucurto.
Interzona. 120 páginas. 2005.
Interzona. 120 páginas. 2005.
Un orgulloso y cumbianchero repositor de supermercado es “descubierto” por una dominicana con la cual comparte la vida de conventillo. Luego, un joyero gay y su asistente ninfómana le recubrirán, mediante un extraño proceso, el miembro viril con oro convirtiéndolo de la noche a la mañana en ídolo pagano del sexo.
Así empiezan Las aventuras del señor Maíz, pero la trama es apenas una excusa para que Cucurto desarrolle una suerte de crudo ensayo autobiográfico, con pinceladas de picaresca, groserías varias y mucho humor. Retomando situaciones y personajes que ya aparecen en sus otros libros, el autor describe el supermercado desde adentro, hace explícito su método de composición que es toda una ideología literaria y desmenuza con síntesis y precisión algunas partes del campo intelectual porteño.
Fragmentario pero firme, el libro se va armando, entonces, a partir de escenas claves: el beso negro en un baño donde la mierda y el oro impulsan y contaminan el sexo y el amor, la vuelta de Gelman a la Argentina, la discusión en el supermercado con ideólogos del progresismo porteño, el rescate de Alberto Girri como traductor.
La prosa de Cucurto es primitiva, pero también es ambigua, y sin duda, inteligente en su ambigüedad. Aunque se afecta cuando utiliza modismos que suenan mexicanos como “güey” y “pinche”, su trabajo con la Buenos Aires latinoamericana que nos dejó la década del ‘90 es impecable.
El final de Las Aventuras... es abrupto. Sin embargo, la correcta edición de Interzona reproduce a continuación el primer libro de poesía del autor, Zelarayán, publicado en 1998, que, reenviándonos a los mismos temas, corrobora a Cucurto como uno de los autores más originales de la escena literaria local.
Así empiezan Las aventuras del señor Maíz, pero la trama es apenas una excusa para que Cucurto desarrolle una suerte de crudo ensayo autobiográfico, con pinceladas de picaresca, groserías varias y mucho humor. Retomando situaciones y personajes que ya aparecen en sus otros libros, el autor describe el supermercado desde adentro, hace explícito su método de composición que es toda una ideología literaria y desmenuza con síntesis y precisión algunas partes del campo intelectual porteño.
Fragmentario pero firme, el libro se va armando, entonces, a partir de escenas claves: el beso negro en un baño donde la mierda y el oro impulsan y contaminan el sexo y el amor, la vuelta de Gelman a la Argentina, la discusión en el supermercado con ideólogos del progresismo porteño, el rescate de Alberto Girri como traductor.
La prosa de Cucurto es primitiva, pero también es ambigua, y sin duda, inteligente en su ambigüedad. Aunque se afecta cuando utiliza modismos que suenan mexicanos como “güey” y “pinche”, su trabajo con la Buenos Aires latinoamericana que nos dejó la década del ‘90 es impecable.
El final de Las Aventuras... es abrupto. Sin embargo, la correcta edición de Interzona reproduce a continuación el primer libro de poesía del autor, Zelarayán, publicado en 1998, que, reenviándonos a los mismos temas, corrobora a Cucurto como uno de los autores más originales de la escena literaria local.
1 Comments:
Buena crítica, la vi ayer en perfil, salu2
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