Monday, May 08, 2006

Excusión al litoral



Misión secreta

El miércoles sonó el teléfono en mi escritorio. Mi editor me dijo que lo fuera a ver. Estaba reunido con el director del diario. Me preguntaron si tenía registro. Y como tenía, me ofrecieron una misión secreta. Llevar a una conocida ensayista argentina al acto presidencial de Gualeguaychú para que escribiera una crónica. Acepté. “Bueno –dijeron–, salís el viernes a las seis de la mañana.” Me cambió la cara un segundo. El cerebro bajó una marcha. Pero ya había dicho que sí.

Hacia el sur y sin cámara

La pasé a buscar a las seis y subimos a la autopista por 9 de julio. La primera conversación fue sobre el diario, su calidad, su cantidad, su capitales simbólicos, y yo, respondiendo, le pifié al Acceso Norte y el Gol 2005 alquilado en Eurocar se fue derecho a Lomas de Zamora. Señalando un colectivo repleto la ensayista pregunta: “¿La gente va a trabajar así todo los días?”. Perdimos dos horas enredados en el tráfico que llegaba a Capital. “Se me viene negado el norte” pensaba yo y transpiraba. Pero después enganchamos bien. Fue el único error importante. Ese y haberme olvidado la cámara de fotos.

En la ruta

Sorpresa, la ensayista resultó una excelente compañera de viaje. En un momento pienso “habla como las chicas con las que yo salía en la facu”. Y enseguida caí que eran ellas las que hablaban como la ensayista. Ahí me terminé de ubicar. Listo, nos entendimos para todo el viaje. Y no había camiones proselitistas rumbo al mitín, lo cual nos sorprendía más todavía.

Zarate-Brazo-Largo

Enganché el puente con una elegancia que me hacía falta. La mesopotamia le recordó a la ensayista antiguas aventuras juveniles. A mí me recordó mi viaje a Misiones. El verde de los yuyos como siempre estaba fenomenal. Seguimos hablando de libros y criterios de lectura, incluso cuando gendarmería nos paró en el segundo puente para pedirnos documentos.

Estación de servicio

Ni tocamos el tema de la aurora del sauce y eso que hicimos escala técnica en Gualeguay para ir al baño. Desabrochándose el cinturón ella termina de dictaminar que la literatura está dividida en mala y buena, y yo pienso para mí mismo que todavía el equívoco es productivo. Pero hasta acá nos venimos hasta divirtiendo. Y eso que está fresco.

Gualeguaychú

Gualeguaychú es como Santa Teresita pero sin mar. Quizás un poco peor. La ensayista lo saca al vuelo. Dejamos el auto en la calle Buenos Aires, y a pie llegamos al acto perdiendo la cuenta de las pintadas y carteles que dicen “No a las papeleras, sí a la vida”. Medio corsódromo hasta la manija de familias. Batucada. Nos colamos entre el público. La ensayista se abre paso entre la gente. Me impresiona su convicción, su seguridad y que cada tanto dice: “Permiso, compañero”.

En el área de prensa

A resguardo en el área de prensa primeras conclusiones: falta el aparto de la provincia de Buenos Aires. La cosa es asambleas del litoral en defensa del medio ambiente, autoconvocadas, representadas y escuchadas por un presidente democrático que viene a dar su respaldo. Pero en la ensayista aflora el anti-peronismo. Un paisano de buzo polar agita una bandera de Boca y canta el himno con los dedos en ve. Y acá me planto porque cuando subió el pingüino, viejo, yo me tuve que morder las manos para no aplaudir y gritar: “¡Sí, carajo, vamos para delante!”. Hasta ese momento, yo era un intelectual y no me convenía cambiar tantas cartas de golpe. Faltaban, eso sí, los bombos y el quilombo de la Matanza. Terminado el asunto, la desconcentración más prolija que vi en mi vida y fotos en las gradas vacías.

Después del acto

En la trastienda, los políticos escapando y las histeria vital de los periodistas me da envidia. Una mujer reconoce a la ensayista y le hace dos preguntas. Una de ellas: “¿cómo ve la cultura hoy?”. Ella se niega primero y después accede a responder. “Qué paciencia” pienso, y anoto en mi libreta: “Viene a entrevistar y sale entrevistada. Qué paciencia.”.

Almuerzo

El fotógrafo y el cronista del diario que habían ido con otro coche nos llevaron a almorzar a la costanera, donde Gualeguaychú mejora visiblemente. Parrillada completa para nosotros y ella pidió Pacú. “Muy bien –pienso– pero sin vino, porque en una de esas entro en la historia de la literatura como el tipo que volcó con la ensayista en la ruta 9”.

Ñandubay

Más fotos en la playa con las papeleras de fondo. Y ahí lo ves clarito. Del otro lado del río, una fábrica como las de Ciudad Gótica. Tomé conciencia. Y le digo no a las papeleras. (Perdonen si soy cursi o condescendiente pero, el tema me impresionó y me hago cargo.)

El principio de la vuelta

A las seis de la tarde, encaramos la vuelta. Llegamos a hablar de Cesa Aira y Laiseca. Se hace de noche. En un momento confundimos la segunda parte del puente con los arcos dorados de McDonalds. Y yo de vuelta, contra todo pronóstico, la ensayista es una excelente compañera de viaje.

Buenos Aires otra vez

En la Lugones, los dos coincidimos: de Buenos Aires no me saca nadie. Son las ocho y media y la ensayista me confiesa que le encanta ir al teatro sola. Le creo y me alegra. No sé por qué. Después me cuenta el intento de suicidio de su gata. Se tiró de un octavo piso. “Yo tengo tres” le digo. Panchita, Mishulina y el Bayer, que es albino y peludo. Y la última pregunta literaria es si conoce Colastiné norte. “Sí, claro–me dice–, una porquería, pero los asados son excelentes.” Le vuelvo a creer. La dejo en la puerta de la casa y, cansado, cansado, manejo hasta el estacionamiento escuchando en la radio un fragmento de un aria de Puccini.

19 Comments:

Blogger Unknown said...

La verdad es el sueño del pibe: manejar quichicientos kaeme por el día... literatura... bombo... pancho y coca... Grosso.

2:03 PM  
Blogger Molina said...

Excelente experiencia, Terra. Y la pregunta de la ensayista sobre si la gente va a trabajar así todos los días, antológica.

2:30 PM  
Blogger Pola said...

Nos llevaste a todos al evento

3:28 PM  
Anonymous Anonymous said...

Cuidado, no hables bien del Pinguino en público que te van a echar dee ese diario anti-K

3:33 PM  
Anonymous Anonymous said...

No creo que la ensayista te haya dejado pasar "la aurora del sauce".

5:13 PM  
Anonymous Anonymous said...

muy bueno, terra. qué rara experiencia. realmente. me hubiera pasado lo mismo, equivocándome el camino, etc.

5:15 PM  
Blogger Charlotte said...

trippy...

11:22 PM  
Blogger Cristian Ton said...

muy bueno lo que nos contás! y qué interesante esa ensayista! me encantaron los nombres de tus gatas.
saludos

1:38 AM  
Anonymous Anonymous said...

Gran crónica y extraña buena actitud de la ensayista, pero, en fin, el viaje de una manera u otra había que amenisarlo.

1:56 AM  
Blogger Nicolás Mavrakis said...

Arrebatos nacionalistas pero arias de Puccini, ¡qué nivel!

¿En serio hay que llegar "en secreto" con una ensayista a un acto oficial porque es el diario de Fontevecchia?

Parece la anécdota que cuenta M. Kohan sobre su temor a que Chilavert lo reconozca y lo faje en "Sócrates" porque una vez, en la cancha de Boca, perdido en la multitud, lo puteó.

Saludos.

2:43 AM  
Blogger Terra said...

Mavrakis, me volvés a comparar con Kohan y el que va a cobrar vas a ser vos.

1:29 PM  
Anonymous Anonymous said...

era con Alberto Kohan, no agarraste la metàfora

2:21 PM  
Anonymous Anonymous said...

UN valiente ese Kohan y después escribe sobre box. Ja ja ja.

6:24 PM  
Anonymous Anonymous said...

me mató: "habla como las chicas de la facu".
me-ma-tó

8:48 PM  
Blogger Nicolás Mavrakis said...

El sindicato de escritores es demasiado frágil como para que se maten entre ustedes ("como la mafia", diría Woody Allen).

El último enigma es ¿quién es la ensayista? Yo tengo una noción, pero Valdés, con malicia, dice que "la ensayista es Sebreli".

11:54 PM  
Anonymous Anonymous said...

¿No la habías oído/leído antes? En toda ensayista hay - con suerte- poco más que una chica de la "facu".
Pero la academia local, en particular (mi condicion de forastera me habilita la comparación)una vez "en carrera"
...a esa chica de la facu -a medida que diserta, enseña, escribe,argumenta y se ´da a ver´- Le va creciendo un prepotente, promiscuo pero siempre erudito pene discursivo.
Una completud intolerable y que se les hace difícil de sostener, sin la nostalgia aquella de la "chica de la facu".
O sea que el nombre de laensayista importa poco, porque también podria ser Sebreli.

9:22 AM  
Anonymous Anonymous said...

¿No la habías oído/leído antes? En toda ensayista hay - con suerte- poco más que una chica de la "facu".
Pero la academia local, en particular (mi condicion de forastera me habilita la comparación)una vez "en carrera"
...a esa chica de la facu -a medida que diserta, enseña, escribe,argumenta y se ´da a ver´- Le va creciendo un prepotente, promiscuo pero siempre erudito pene discursivo.
Una completud intolerable y que se les hace difícil de sostener, sin la nostalgia aquella de la "chica de la facu".
O sea que el nombre de laensayista importa poco, porque también podria ser Sebreli.

9:22 AM  
Anonymous Anonymous said...

olvidé: crónica impecable!!

9:23 AM  
Anonymous Anonymous said...

¿No será que la ensayista sigue los pasos de Sebreli, "de Constitución al centro" y más allá?
Por promiscuo, el pene, que sea, no podrá desconocer dónde acaba.


Muy lindo todo. Siempre deja, aunque sea, alguna incomodidad. No se lee en vano; me gustó.

2:33 PM  

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