Cartas al duque (sesenta)
Querido Duque,
Le escribo después de algunos días de ausencia. Estuve ocupado pero feliz, eso sí, el cansancio lo llevo en los huesos. Nadie en esta redacción leyó tanto como yo el manual titulado "Cómo leer el diario". Es una operación compleja, lo sé. (Porque me enseñan a leer lo que escribo.) Lo mejor es la serie de citas tipo Tao que abren el libro. "No existe la invevitabilidad absoluta", "La perspectiva de la realidad es manipulada por el deseo", "La mayoría de las actividades intelectuales sólo son placenteras cuando se las extrema", o mi preferida: "Un poco de paranoia es esencial para una justa apreciación del todo". La pregunta, querido duque, es: ¿cuánto es un poco? No soy irónico, simplemente me dejo sorprender.
Le escribo después de algunos días de ausencia. Estuve ocupado pero feliz, eso sí, el cansancio lo llevo en los huesos. Nadie en esta redacción leyó tanto como yo el manual titulado "Cómo leer el diario". Es una operación compleja, lo sé. (Porque me enseñan a leer lo que escribo.) Lo mejor es la serie de citas tipo Tao que abren el libro. "No existe la invevitabilidad absoluta", "La perspectiva de la realidad es manipulada por el deseo", "La mayoría de las actividades intelectuales sólo son placenteras cuando se las extrema", o mi preferida: "Un poco de paranoia es esencial para una justa apreciación del todo". La pregunta, querido duque, es: ¿cuánto es un poco? No soy irónico, simplemente me dejo sorprender.
Ahora hay un teléfono sonando que no se deja reducir. Periodismo puro, hibridado a escondidas. Hoy en el subte, leí las notas de Arlt en El Mundo. Con talento cualquiera la rema.
Abrazo,
Terra.
Abrazo,
Terra.
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