miércoles de madrugada (QD)
De alguna forma, levantándome de una mala entrada en casa, después de un esquivo día de trabajo. El secreto está en la noche fría y en las manos lentas. James Joyces le escribe a Nora Bernacle el 18 de noviembre de 1909: "Desde esta mañana cuando leí tu carta, me sentí todo el día como un perro callejero que recibió un latigazo entre los ojos".
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