cuero
Supongo que a veces
necesitamos el exceso.
Un poco de cuero en la piel,
una buena hebilla plateada.
Pero cuando estamos adentro,
como en un frigorífico abandonado,
y surge el acto reflejo de la consciencia,
y el momento queda grabado,
se recuerda
con una precisión aterradora:
"Lo peor es que era consciente
de lo que estaba haciendo".
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