Hace algunos años, los poetas dominaron Buenos Aires. De la mano de sus no siempre entretenidas lecturas en bares, imprimieron sus plaquetas y sus revistas, editaron sus libros y construyeron un fuerte tramado de pertenencias. Si fundaron cofradías, fueron menos herméticas y endogámicas de lo que sus detractores comprendieron. Hoy, sobre esa proliferación de lírica abrasiva, todavía vigente, un grupo de narradores, nacidos con una precisión increíble después de 1970, se abre paso. Aprendiendo autosuficiencia y carisma de los poetas, muchas veces confundiéndose con ellos, los narradores que se presentan aquí aceptaron el desafío de contar un barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El resultado no es una guía turística pero sí dibuja un mapa. Los lugares que faltan en estas páginas seguramente están en otras antologías o esperan todavía ser contados. (El universo en permanente expansión del Conurbano, por ejemplo, es algo que continúa, pese a honrosas excepciones, en el debe de la literatura argentina. Sus historias, nadie se atreve a negarlo, serían tan interesantes como las que recogemos aquí. Y el resultado conformaría un libro sensible, frágil y monstruoso a la vez.)
En el 2005 un amigo se fue a París con una beca para estudiar la música y las artes del siglo XVIII. Hablamos mucho antes de que se fuera y cuando finalmente viajó y se instaló en el 16ème arrondissement lo hizo con muchísimas expectativas. Después de unos meses me mandó un mail diciéndome que se estaba aburriendo. “Acá no pasa nada. Europa ya no resulta tan interesante... Parece que Marsella está mejor, un poco más vivo. Pero la verdad es que me hicieron un ofrecimiento para viajar a Río de Janeiro o a San Pablo y lo estoy pensando. Cada día me convenzo más de que me fui solamente para poder volver. Lo voy haciendo de a poco. Desde acá Buenos Aires tiene una vida impresionante. Por ahí te resulta raro pero lo que más extraño son las esquinas de mi barrio.”
Es evidente que este libro le debe a muchos libros, pero una de nuestras principales fuente de energía –infinita, insaciable– fueron los weblogs, ellos mismos formadores de barrios con sus plazas para sentarse a descansar, sus días de sol, sus fábricas y sus autopistas. De los escritores que se agrupan aquí, la mayoría tiene un blog personal, participa de un blog colectivo, o ambas cosas. ¿Qué significa esto? No lo sé. Pero ahí están los medios digitales habilitando el intercambio con una fuerza atronadora.El paisaje se completa con el chat y el correo electrónico, herramientas a las que la organización y factura de este libro le deben prácticamente toda su logística. (Si estas conclusiones resultan exageradas, piensen que hace diez años la gente todavía se escribía cartas a mano.)
Finalmente, va un agradecimiento especial para María Bayer, con la que caminamos mucho éstos y otros barrios. Buenos Aires incluye tanques de agua teñidos de óxido, terrazas llenas de macetas, calles bien y mal iluminadas, parques reciclados, avenidas y edificios, personajes excéntricos y, para cada uno de sus habitantes, la poética del recorrido privado.Es –como casi todas las ciudades de su tamaño– única, y, por supuesto, contiene otras ciudades distribuidas en su interior. Esas aldeas, a las que llamamos “barrios”, generan sus historias y sus formas de seducción y desprecio. Este libro y los narradores que lo protagonizan son testigos privilegiados de ese axioma irreductible.
Caballito, Buenos Aires.
Junio de 2007.
Prólogo al libro Buenos Aires Escala 1:1, editorial Entropía, 2007.
1 Comments:
¿Llegará a Río Gallegos? Mandé un mail a la edit (hace un par de semanas) para compar el libro y nunca recibí respuesta.
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