Thursday, April 21, 2005

jueves después del mediodía

Tengo muchas cosas pendientes, que voy a encarar metódicamente y a solucionar una por una. "Lo único que les pido- dijo el matarife- es que los larguen de a uno". De otra manera, no se puede. Te hacés el joven maravilla y te bajan de un ondazo.

A Vilas le dan la mención de Honor Domingo Sarmiento en el Senado. Sarmiento era un gran escritor. El diario trae cada cosa. Mi abuelo decía esa frase. A veces nos olvidamos que el escritor más importante que tenemos también fue un buen presidente que heredó una guerra tan terriblem como la de la Triple Alianza. Así y todo, Sarmiento la movía.

En un futuro próximo, una conversación ocasional podría empujar los siguientes versos.

Pretendías que yo te llevara todas las noches
un ramo de flores del mal para la mesa de luz.
Jazmines de hielo y orquídeas de fuego.
Y yo apenas si podía arañar
lo subtítulos de la edición digital de Clarín.

¿Sirve seguir jugando el Test de Turing con el destino? Hasta cierto punto supongo que no podemos dejar de hacerlo. El problema es que al final uno termina siendo más un perro pavloviano que otra cosa. No hay mucha vuelta que darle. Queremos saber si la computadora es inteligente, pero cuando suena la campana de largada, empezamos a babear.

En fin, hoy es jueves. No es un mal día. Sin emabrgo, todavía no sé de qué me voy a disfrazar cuando llegué el fin de semana.

No, estoy mintiendo. Arreglamos con Celia y ella está roganizando el contrataque. Las ventajas del amor.

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