Sunday, October 23, 2005

en el cuarto oscuro

Fui a votar a eso de las once de la mañana. Hice una cola de diez personas en el colegio de siempre y me traje un par de boletas: la de Acción Ciudadana, lista 179, con Alejandro César Biondin (hijo del más famosos de los nazis porteños, de idéntico nombre) que se presentaba a la legislatura, la de la lista 231 con Moria a la cabeza, la de Zulma Faiad, la de la lista 250, de Fernando Vaca Narvaja, también cadidato a la legislatura (había que cortar boleta).

Todas las elecciones me imagino una colección de boletas. Tener las más bizarras, las más significativas, las más anodinas. Buscar rarezas en los nombres de las listas, comparar los diseños, encontrar regularidades y coincidencias. Encontrar, por ejemplo, alguien que siempre aparezca como suplente, alguien que cambie de listas o verificar la voluntad inquebrantable y poco inteligente de la izquierda. Tenerlas todas, ir encuadernándolas y, cada tanto y fuera del período de elecciones, leerlas como una gran novela política argentina.

2 Comments:

Blogger Fideos con manteca said...

Dos cosas memorables:
1-Mientrabas cortaba la boleta, el mogólico de la mesa se metió en el aula con otros dos flacos. ¿Para qué? no sé. Me dijo "disculpá flaco , disculpá"
2-Un retrasadito entró con un aerosol y escribió "puto puto" en la pared de mi ex-colegio. El tema es que se ve que no sabía que antes de entrar a hacer eso le habían preguntado el nombre, el dni...
Siempre pasan esas cosas raras.

11:56 PM  
Blogger Sparhawk said...

"" leerlas como una gran novela política argentina.""

Buena observación y si lo hacés me parece una buena iniciativa. Se me ocurre que las boletas para votar, tanto en Argentina como en cualquier otro país que las utilice, son un testimonio tanto artístico como político de un presente súper efímero. Diría que en lo testimonial se parecen un poco a la fotografía.

6:48 PM  

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