dark road
Ayer me esperaban en Ezeiza para cenar y llegué corriendo del centro pero no pude sacar el auto del garage porque del Parque Rivadvia para acá todo, y digo todo, estaba a oscuras. Caballito se había transformado en una pedazo del conurbano bonaerense. El subte llegaba solamente hasta Rio de Janeiro. La gente que caminaba por la calle se apuraba.
Apenas volvió la eletricidad, abrí el portón y manejé hasta la subida de Avenida de la Plata. Hice dos o tres minutos y ya a la altura de Flores de vuelta la negrura. Las únicas luces las ponían los autos. Desde arriba del autopista, la ciudad era una silueta contra el cielo y un pozo. Recorrí el dial de la radio, encontré Total eclipse of the heart y me acordé de Bruce Willis en Vida Bandida. Después me di cuenta de que parecía una broma. Hacía frío. Recién saliendo de la capital aparecieron las primeras lámparas encedidas. Y eso era una ironía.
Al auto lo agarró el granizo del otro día y lo tatuó en capot y baul con una prolijidad admirable. La chapa del techo aguanto mejor. Evidentemente es de mejor calidad.
Apenas volvió la eletricidad, abrí el portón y manejé hasta la subida de Avenida de la Plata. Hice dos o tres minutos y ya a la altura de Flores de vuelta la negrura. Las únicas luces las ponían los autos. Desde arriba del autopista, la ciudad era una silueta contra el cielo y un pozo. Recorrí el dial de la radio, encontré Total eclipse of the heart y me acordé de Bruce Willis en Vida Bandida. Después me di cuenta de que parecía una broma. Hacía frío. Recién saliendo de la capital aparecieron las primeras lámparas encedidas. Y eso era una ironía.
Al auto lo agarró el granizo del otro día y lo tatuó en capot y baul con una prolijidad admirable. La chapa del techo aguanto mejor. Evidentemente es de mejor calidad.
1 Comments:
En Flores también se cortó. Duró toda la noche. Y bue. La vida se hizo decimonónica: me leí un libro entero a la luz de la vela.
un abrazo
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