entrevista con Tibor Fischer
Su última novela, Viaje al fondo de la habitación, de reciente publicación en Buenos Aires, es una larga reflexión sobre el poder de Internet, la misantropía contemporánea y las relaciones personales en un mundo que se achica al mismo tiempo que se virtualiza para volverse tan ajeno como lucidamente ridículo.
Se dice que su madre fue la capitana del equipo femenino de basquet de Hungría pero que él no recibió una herencia genética acorde a ese parentesco. Se dice que sufrió de una marginación prolongada por parte por las editoriales británicas antes de publicar su primera novela, Bajo el culo del sapo, con la que luego llegó a ser finalista en el prestigioso Booker Prize en su edición de 1993. Se dice que estudió filosofía y que es un gran narrador oral. Se dice que su segunda novela, titulada The thought gang y conocida en Argentina como Filosofía a mano armada, es una reflexión permanente sobre la cultura universitaria británica. O sobre sus imposibilidades y absurdos.
¿Cómo fueron tus años de formación?
Cambridge es muy húmedo y frío. Ahí lo que aprendí fue cómo manipular mis drogas para no dañarlas y cómo salir de situaciones embarazosas.
La historia de Filosofía a mano armada se puede reducir a sus dos protagonistas. Estudioso de los cínicos griegos, hedonista si el placer no requiere un esfuerzo sostenido, Eddie Féretro es un profesor universitario que huye de su cátedra perseguido por la policía británica – después de amanecer desnudo en un departamento extraño– y, una vez en Francia, se convierte en desprolijo pero eficiente ladrón de bancos. Gourmet, borracho y fanático de las letras Z conoce el mundo del hampa por Hubert, un francés masoquista y violento, que ve en la filosofía aplicada potencial para el crimen.
¿Sos tan cínico como tus personajes?
No creo que mis personajes sean cínicos, más bien tiende a ejercer cierta inteligencia.
La nueva novela de Fischer cuenta la historia de Oceane, una ex balarina porno que, habiendo hecho muchísimo dinero con un video juego japonés, vive aislada en su casa de Londres junto a una colección de zapatos. El primer capítulo de Viaje al fondo de la habitación se titula “Aquí”.
La nueva novela de Fischer cuenta la historia de Oceane, una ex balarina porno que, habiendo hecho muchísimo dinero con un video juego japonés, vive aislada en su casa de Londres junto a una colección de zapatos. El primer capítulo de Viaje al fondo de la habitación se titula “Aquí”.
¿“Aquí” siempre es Londres para vos?
No. “Aquí” no es Londres. “Aquí” es el mismo lugar para mí y para vos donde quiera que estemos.
¿Por qué elegiste una voz femenina para contar la historia?
No me gusta hacer lo mismo todo el tiempo. Me pareció que era un buen desafíoMi agente y mi editora en Viaje... fueron mujeres, así que ellas me ayudaron a definir algunas cosas y encontrar el tono adecuado. Para algunas personas lo logré, para otras no.
¿Hay coincidencias entre Oceane y vos?
Bueno, Oceane vive en una parte del sur de Londres que curiosamente recuerda a la parte del sur de Londres donde yo vivo, Brixton, hogar de la basura, los lunáticos y los gángsters. Todos tus personajes tiene algo tuyo, pero la verdad es que a mí los zapatos no me interesan.
Viaje al fondo de la habitación está parada en la contradicción, tan contemporánea, de ser una historia ultra-multicultural –con excursiones a Barcelona, Yugoslavia y exóticas Islas del Caribe– pero narrada por una mujer que prefiere no tener que salir a la esquina porque el barrio donde vive no es de lo mejor.
El Londres que describís en Viaje al fondo de la habitación es muy parecido a Buenos Aires. ¿Alguna vez visitaste Buenos Aires? ¿Conocés a algún escritor de acá?
No tengo idea de cómo es Buenos Aires. Lo más cerca que estuve de Buenos Aires es Ecuador. Visité Quito pensando que quizás podía situar un capítulo de Viaje... ahí, pero cambié de opinión. No por culpa de Quito, por supuesto. La ciudad me encantó. Por otra parte, todas las grandes ciudades se parecen. Leí a Borges y Cortazar, pero al único escritor argentino que conocí en persona fue al afable Jorge Accame, con el que compartí bastante tiempo en Iowa en un Programa de escritura internacional. Espero que estés bien, Jorge.
Las técnicas narrativas de Fischer no son novedosas. Pero su fuerza narrativa sí es excepcional. El pulso de sus historia nunca cae, y muchas veces logra momentos donde el lector es al mismo tiempo capturado por la situación narrativa, arrasado por las convicciones y contradicciones de sus personajes y exhortado a hacerse cargo de un enrarecido paisaje contemporáneo.
“Una buena parte de mi vida sucede en la banda ancha” dice Oceane. ¿Cuál es tu relación con Internet?
Todos estamos siendo traccionados hacia la web. Los que tienen menos de veinte años nunca van a poder entender cómo es eso de no poder conocer algo o cómo se siente no poder encontrar a alguien. El placer de cazar es todo menos un impulso que se extinguió.
Antes de despedirse Fischer adelanta que su próxima novela se titula Good to be god y transcurre en Miami, donde su ácida mirada encontrará más de un lugar donde anidar en busca de la redención y el sol con una buena dosis de bronceador con olor a coco de condimento.
Última pregunta, ¿qué necesita una buena historia para convertirse en una buena historia?
Si supiera esa respuesta, no te la diría. Me dedicaría, eso sí, a volverme rico. Todo lo que uno puede hacer es tener la esperanza de que lo que escribe va a funcionar.
Sofisticadas y simples a la vez, las novelas de Fischer quizás tengan algo de secretas en Buenos Aires, algo de chiste interno, pero reconocen la sabiduría de una buena cena y mantienen vivo el indispensable humor de la resignación.
(Publicado en Cultura de Perfil)
1 Comments:
me tomé el atrevimiento de postear la última pregunta en mi blox
abrazzz
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