los remolinos
Hoy al mediodía fuimos a comer a "Los Remolinos", una parrilla de Suipacha a metros de Santa Fe. El ambiente es tradicional, la atención es buena sin exagerar y los precios son de veinticinco por persona. La cocina no es elaborada, si no más bien todo lo contrario, y es ahí, y en la calidad de la mercadería que usan, donde el lugar se lleva sus puntos extra.
De entrada ganamos, porque logramos ubicarnos en una de las pocas mesas que hay sobre la ventana y recién después de que nos trajeron la comida pudimos estar tranquilos porque había un grupo de turistas del interior que se habían tomado una botella de vino cada uno y gritaban y aplaudían por cualquier cosa. Cuando se fueron, la cosa mejoró mucho.
Celia tenía ganas de comer carne, así que pidió una tira y papas fritas, y yo me animé con una suprema Maryland. Tomamos agua mineral con gas.
Lo de Celia resultó una carne excelente. Tres tiras de primera en serio, cocida en su punto justo y bien jugosa. Las papas eran de las alargadas crocante por afuera pero más bien tirando a gruesas y tabién estaban muy bien.
Con eso sólo hubiéramos salido hechos. Pero atrás venía la Maryland, una muy fresca y bien rebozada milanesa de pollo con banana y panceta frita, más unas papas cortadas muy finas. La preparación de la salsa de choclo, imprescindible para comer un buen pollo a la milanesa, que trajero en una pequeña compotera llegó a la mesa caliente y de muy buen sabor.
No nos dio para el postre y tampoco aceptamos el lemonchelo que siempre ofrecen. La siesta que nos hicimos después fue pantagruélica. Si un día están pérdidos por el microcentro porteño y necesitan un buen restaurante, pase por "Los Remolinos".
No se van a arrepentir.
De entrada ganamos, porque logramos ubicarnos en una de las pocas mesas que hay sobre la ventana y recién después de que nos trajeron la comida pudimos estar tranquilos porque había un grupo de turistas del interior que se habían tomado una botella de vino cada uno y gritaban y aplaudían por cualquier cosa. Cuando se fueron, la cosa mejoró mucho.
Celia tenía ganas de comer carne, así que pidió una tira y papas fritas, y yo me animé con una suprema Maryland. Tomamos agua mineral con gas.
Lo de Celia resultó una carne excelente. Tres tiras de primera en serio, cocida en su punto justo y bien jugosa. Las papas eran de las alargadas crocante por afuera pero más bien tirando a gruesas y tabién estaban muy bien.
Con eso sólo hubiéramos salido hechos. Pero atrás venía la Maryland, una muy fresca y bien rebozada milanesa de pollo con banana y panceta frita, más unas papas cortadas muy finas. La preparación de la salsa de choclo, imprescindible para comer un buen pollo a la milanesa, que trajero en una pequeña compotera llegó a la mesa caliente y de muy buen sabor.
No nos dio para el postre y tampoco aceptamos el lemonchelo que siempre ofrecen. La siesta que nos hicimos después fue pantagruélica. Si un día están pérdidos por el microcentro porteño y necesitan un buen restaurante, pase por "Los Remolinos".
No se van a arrepentir.
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