Wednesday, October 05, 2005

Del diario de la mudanza (II)

El gato se llama Bayer y es albino. El nombre se lo puso Celia apenas lo vio. Se lo reglaron para un cumpleaños.
— ¿Por qué ese nombre?
— Era chiquito y blanco como una aspirina.

Me gustaría saber si se da cuenta que nos vamos. Ahora me mira mientras escribo. Hoy me pasé el día en la calle. Cobré dos cheques que tenía pendientes. Eso es algo bueno. Después, en un bar, mientras tomaba algo, me saludó un viejo compañero de la facultad. Era un tipo alto y flaco, con la cara lavaba. Siempre la tuvo así. Hablamos, pero él no se sentó y yo no lo invité a sentarse.

— ¿Y tu vida?— me preguntó.
—Bien, bien.

Lo lamento, no puedo resumir en cinco renglones. El tipo me contó que estaba en una cátedra de la facultad. Mientras hablaba, se iba poniendo incómodo. Me preguntó si conocía al profesor X, al profesor Y. No sé quién más. Le dije que sí y que no. Después se fue. Caminaba como si estuviera adentro de una búrbuja. Lo vi salir. Empujó la puerta del bar y desapareció por la izquierda. Si se hubiera dado vuelta y hubiera vuelto a entrar al bar para arrodillarse y decirme: “Sufro, sufro mucho, por favor, necesito algo que me saque de este sufrimiento”. Bueno, es toda una escena. Me hubiera sorprendido. Pero no tanto.

—Y sí, viejo —podría haber dicho— ¿qué querés? Yo me estoy mudando.
Por lo menos, le estaría diciendo la verdad.

3 Comments:

Blogger Fideos con manteca said...

Es como tu ex novia desnuda, pero menos sexy.

12:30 PM  
Blogger Fideos con manteca said...

Es como tu ex novia desnuda, pero menos sexy.

12:30 PM  
Blogger Pablo said...

Genial la comparación con la aspirina...jamás se me hubiese ocurrido

12:37 PM  

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