lunes a la tarde
- No me veo viviendo en Inglaterra- le dije a Celia ayer mientras almorzábamos en una cantina que hay cerca de casa. Volvimos a tocar el tema del exilio académico. La cosa va y viene como una pelota de ping-pong.
Ella había pedido ravioles y yo, filet de merluza a la romana.
- No sé por qué, pero me atrae mucho más Estados Unidos ahora- dije después. Sé que ella no piensa así.
- Lo que pasa es que la experiencia europea vos ya la hiciste.
Hoy retomé un poco esa discusión mientras caminaba solo por Florida. América. Argentina. Europa. Estados unidos con porciones enormes ligadas a la idiosincracia del hombre americano. La naturaleza acá. La decandencia allá. El primer mundo allá. El tercer mundo acá. El gran hermano americano.
Enseguida me llegó a la cabeza algo que había dicho mi maestra de tercer grado cuando la guerra de Malvinas terminó.
- Y Estados Unidos -dijo la vieja hace ya más de veinte años- apoyó a Inglaterra, en vez de apoyarnos a nosotros, que sosmos sus hijos, sus hermanos americanos.
En el pizarrón, lo recuerdo como si fuera ayer, había un mapa enorme de América.
De repente me di cuenta que mi educación básica había estado en manos de unas mujeres horribles, menopáusicas histerícas que no sabían un carajo de nada, y menos de lo que decían saber, y que no estaban preparadas para enseñar lo que decían que enseñaban. Lo peor de la moral y de la represeción anudado a la imbecilidad intelectual más crasa.
Creo que empecé a pensar esto mientras caminaba por Florida porque estaba un poco cansado y no veía la hora de llegar a casa.
Ella había pedido ravioles y yo, filet de merluza a la romana.
- No sé por qué, pero me atrae mucho más Estados Unidos ahora- dije después. Sé que ella no piensa así.
- Lo que pasa es que la experiencia europea vos ya la hiciste.
Hoy retomé un poco esa discusión mientras caminaba solo por Florida. América. Argentina. Europa. Estados unidos con porciones enormes ligadas a la idiosincracia del hombre americano. La naturaleza acá. La decandencia allá. El primer mundo allá. El tercer mundo acá. El gran hermano americano.
Enseguida me llegó a la cabeza algo que había dicho mi maestra de tercer grado cuando la guerra de Malvinas terminó.
- Y Estados Unidos -dijo la vieja hace ya más de veinte años- apoyó a Inglaterra, en vez de apoyarnos a nosotros, que sosmos sus hijos, sus hermanos americanos.
En el pizarrón, lo recuerdo como si fuera ayer, había un mapa enorme de América.
De repente me di cuenta que mi educación básica había estado en manos de unas mujeres horribles, menopáusicas histerícas que no sabían un carajo de nada, y menos de lo que decían saber, y que no estaban preparadas para enseñar lo que decían que enseñaban. Lo peor de la moral y de la represeción anudado a la imbecilidad intelectual más crasa.
Creo que empecé a pensar esto mientras caminaba por Florida porque estaba un poco cansado y no veía la hora de llegar a casa.
5 Comments:
La cara se me tuerce de tener que decir algo que parezca defender alguna posición de los EEUU en cuanto a política exterior. Vivo en ese país hace casi 20 años y la cosa no ha mejorado mucho en ese aspecto; es más, viene con tendencias de "barranca abajo" con ciertos hechos actuales. Sin embargo, creo recordar que los EEUU se mantuvieron neutrales durante lo de las Malvinas. No podían ir en contra de los ingleses con los que tenían (tienen) un pacto de ayuda mutua bajo la OTAN y cuando aun el tablero mundial estaba dividido entre azul y rojo, y por el otro lado estaban los compromisos locales americanos bajo la OEA. Los EEUU estaban en una posición bastante interesante y merecedora de estudio, aun más con algunos sustos que los argentinos le dieron a los ingleses. Estoy seguro que los EEUU estarían haciendo un montón de análisis de "what if..." Los ingleses habrán ganado el partido pero no fue un diez a cero; los argentinos metieron un par de goles de media cancha...
Con respecto a la movida migratoria (sea a donde sea): Si las cosas salen bien, hay mucho para ganar. Si las cosas salen bien, también hay mucho para perder. Si las cosas salen mal, es infierno en vida y "volver con la frente marchita".
"Planificar" es la palabra clave. Aun asi, hay muchas variables de las que no se tiene control. Ojo, no estoy tratando de descorazonarte. Al contrario, trato de adelantar un punto de vista objetivo que quizás ayude a tomar una decisión educada.
Luis
Gracias por tus palabras Luis.
Pero, dos cosas:
Uno, yo quería hablar mal de mis maestras de la escuela primaria, no de la verdadera posición de los USA en la Guerra de las Malvinas. (Igual estuvo interesante tu apunte).
Dos, si me voy a los USA algún día me van a tener que dar la green card (o simil) con un cartelito que diga: "Señor Terranova, poeta y artista genial del siglo XXI, gracias por venir a vernos y querer pasar un tiempo con nosotros. Atte, Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica".
Ilegal, no voy ni al Paraguay.
Aparte, no va ser lo único verde que van a tener que poner. De eso, quedate seguro.
Insisto, igual, gracias por tu aporte.
Bueno, me alegro de que lo que dije haya servido para comentar.
Hacés bien en pensar así. Te va a mantener fuera de peligros y problemas. Muchos caen en la tentación de la ilegalidad y son una mínima parte los que alguna vez llegan a otra cosa que no sea una miseria mayor que la que quisieron escapar.
Pasando a la parte legal y de demanda laboral, te puedo decir de que hace falta buenos profesores de español y se consiguen visas de trabajo especiales para eso. Otro rubro que tiene mucha demanda son enfermería y fisioterapia. Si alguna vez necesitas ayuda con respecto a información de visas, te puedo apuntar a donde está todo en el sitio de inmigración (lo busqué antes tratando de traer a mi hermano).
Entendí también la acotación sobre la maestra; me pareció oportuno imaginármela espiando por encima de tu hombro (buen susto sería! Como que no tuviste una dosis suficiente en la época escolar...) El mensaje era quizás para ella.
Luis
No me gusta lo que escribe este Luis...
Está bien. En realidad no le tengo que gustar a nadie. Por el otro lado, todavía no creo haberle faltado el respeto a nadie (ni creo que lo vaya a hacer, no caigo fácil en esa tentación). Eso me deja tranquilo.
Por lo que leido de Juan, no el autor sino la persona que habla de su vida en éstas páginas, no me cae que sea una persona que tenga pelos en la lengua y eso es algo de admirar en cualquier hombre. Por eso es que sigo visitando la pulpería. Mientras el pulpero me aguante...
Luis
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