miércoles a la tarde
Te la pasas encerrado escribiendo. Terminás tu obra maestra, la reseña para una página escondida, tu poesía desesperada, el libro sobre medicina alternativa que un editor amigo te va a comprar con un cheque a treinta días.
¿Y después qué? Hay que salir.
El peligro que se corre si uno se queda, es empezar a hablar como esos escritores que vemos en el cable.
Hemingway aconsejaba jugar al tenis o nadar. Y es buena idea.
La ciudad es otra opción. Ahora, el sol entra por la ventana y se dibuja en el suelo de madera. Pienso que si salgo, lo mejor va a ser llevar un abrigo.
Aunque suene paradójico, escribir tiene sentido cuando uno deja por un rato el escritorio y la soledad y se enfrenta con los demás, lectores de otra cosa, seres abobados, críticos literarios, no importa.
Es un balance. Mucho tiempo afuera no puede producir una obra legible. Pasarte todas las noches en al bar hablando de futbol y conociendo chicas no te va a hacer mejor poeta. Hay que dominar la soledad como un instrumento y almacener la voluntad y la paciencia como si fueran lo más preciado del mundo.
Al mismo tiempo, encerrado como un animal olvidado, entre la máquina de escribir y una planta sintética que no necesita ni luz ni agua, las angustias creativas son capaces de rumiarte el cerebro como una vaca.
El gato me mira y maulla. Es posible que me este insultando.
Hay que reconocer que lo hace con elegancia.
¿Y después qué? Hay que salir.
El peligro que se corre si uno se queda, es empezar a hablar como esos escritores que vemos en el cable.
Hemingway aconsejaba jugar al tenis o nadar. Y es buena idea.
La ciudad es otra opción. Ahora, el sol entra por la ventana y se dibuja en el suelo de madera. Pienso que si salgo, lo mejor va a ser llevar un abrigo.
Aunque suene paradójico, escribir tiene sentido cuando uno deja por un rato el escritorio y la soledad y se enfrenta con los demás, lectores de otra cosa, seres abobados, críticos literarios, no importa.
Es un balance. Mucho tiempo afuera no puede producir una obra legible. Pasarte todas las noches en al bar hablando de futbol y conociendo chicas no te va a hacer mejor poeta. Hay que dominar la soledad como un instrumento y almacener la voluntad y la paciencia como si fueran lo más preciado del mundo.
Al mismo tiempo, encerrado como un animal olvidado, entre la máquina de escribir y una planta sintética que no necesita ni luz ni agua, las angustias creativas son capaces de rumiarte el cerebro como una vaca.
El gato me mira y maulla. Es posible que me este insultando.
Hay que reconocer que lo hace con elegancia.
3 Comments:
¿Comó comenzas a escribir un libro?
Usualmente me siento adelante de la computadora, la enciendo y abro el procesador de texto. Después empiezo a acumular una palabra atrás de otra. A veces es rápido, a veces es más lento.
Claro que vos no te referías a eso. Lo que pasa es lo otro, como llegan las ideas, como imagino las historias, como doy con un título, como me decido a escribir y qué parte redacto primero, es terriblemente difícil de explicar.
Aparte, todavía no tengo tanta experiencia.
Otra forma de contestar a la pregunta ¿cómo empezás a escribir? es "con mucho esfuerzo y dificultad, eligiendo lo que me gusta, sopensándolo y aceptándolo si es realmente bueno, y descartando lo demás. Mientras hago todo esto, intento que el proceso no me aburra".
Esta está respuesta es bastante mejor, ¿no?
Excelente... no me sirve lo tecnico, pero seria bueno (ya que valdona pido por que no yo!) que en algun post explique la metafisica creación ; - )
Podria ser mas adelante cuando comienzes un nuevo libro.
Bah... supongo que en cada libro que uno escribe todo se da diferente y que hay que ser realmente monotono para que no se de esto.
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