made in china
En su blog, Fucking Falco construye La Saga China.
Para vos, que te creíste la poesía y el futbol de los ´90...
rayolinea dice:
Es de derecha... pero escribe bien (un amigo cuando levanta la sección de Cultura del Perfil el Domingo a la tarde)
Juan dice:
Y bueno, se es lo que se es.
Juan dice:
Yo, en todo caso, lo que no soy seguro es de izquierda
rayolinea dice:
que, se prefiere a un mal escritor pero de izquierda? le respondí
Juan dice:
Ehhhhhhh, Pero sos un grosero
rayolinea dice:
y si, negro, eso me lo dijo: sos un reaccionario
Juan dice:
Si ser reaccionario es reaccionar, lo soy
Juan dice:
si hay algo que no me gusta son las ovejas que balan todas iguales, básicamente porque o se las come el lobo o se las achuran los carniceros
rayolinea dice:
esa es una buena
rayolinea dice:
volviendo: solo los porteños tienen ese concepto de Vargas Llosa?
Juan dice:
No sé, decime vos que no sos porteño
Juan dice:
Creo que cae mal en todos los lugares progresistas del mundo
rayolinea dice:
afuera es peor...
rayolinea dice:
pero es un acierto ya que no metes a todo un país en la bolsa
Juan dice:
Es una buena pregunta: ¿cómo se lo lee en Francia, por decir?
rayolinea dice:
no se ahora con tanta revueltas...
Juan dice:
Mirá, yo soy porteño a conciencia. No me da decir "Argentina". Si yo lo único que conozco de primera mano es Buenos Aires...
Juan dice:
Ahora le queman el auto
rayolinea dice:
cambio: sigo con el Pornográfo
Juan dice:
Pero, por favor...
rayolinea dice:
me dicen: no pasa más que de una charla de café...
Juan dice:
Es posible
rayolinea dice:
pero en el café uno no se confiesa con tanta sinceridad: Vera se va al Tigre con ex novio un fin de semana, eso es ser recontra gorreado, ya sabemos que eso no nos los permitimos aunque lo somos
rayolinea dice:
solo en la net lo podes decir
Juan dice:
Sí, yo tengo una lectura así también: en la net, en el café, ahí está la papa, ahí se dirimen las cosas. Y si no te gusta, andá a leer novelas históricas
rayolinea dice:
yo nunca se lo diría a un amigo, en la cara
Juan dice:
Bueno, esa es tu teoría, la de que en el chat salen cosas más pesadas, que las cosas se alivianan
rayolinea dice:
vovemos a la relación que solo funciona en el chat. segundo: en el chat las conversaciones son dinamicas
Juan dice:
Vargas Llosas me gustaba más como tema
rayolinea dice:
pero me metí en esta...
Juan dice:
Igual, te digo, hoy me imagino una novela. Y me la imagino con forma de mail, de chat, de blog. Si me la imagino así, la veo como si la estuvieran dando en la televisión. Me la imagino muy desprolija, pero me la imagino.
rayolinea dice:
es dinamica porque uno tira un tema, el otro no esta informado, lo normal seria que esa persona sea el canal para informarse, pero en la net dicen: me fijo en Google... y ya está, el otro aporta un punto de vista...eso se puede en un café? a mnos que sea el café de una biblioteca, y se tarda en encontrar... eso te lo permite la net
Juan dice:
Si, claro se juegan muchas cosas diferentes, aparte uno puede conversar mientras hace otra cosa
rayolinea dice:
si, queda feo que estes un café y te rasques un huevo...otro cosa que me llamó la atención en el Perfil: el guaso esté, el vasco, es una pelotudes pensar que la novela como género está muerta
rayolinea dice:
por suerte los contemporaneos me demuestran lo contrario
Juan dice:
Bueno, tomo lo que me corresponde del piropo
rayolinea dice:
creo que tiene algo que ver con la tecnología o la modernidad, mientras eso siga en curso las historias también
Juan dice:
Claro, el fin de la historia, flor de verso libre
Juan dice:
Yo estoy pegado a la tecnología, pero cuando pienso en un género, pienso en la novela
rayolinea dice:
pobre ponja, ya le dierón bastante
Juan dice:
sí, la verdad, se tuvo que pasar a lo de los geomas, porque con las predicciones no iba a ninguna parte.
Una larga conversación. ¿Qué pasaba en la Argentina y en el mundo en julio de 1976, cuando en la ciudad de Barcelona el sello Seix Barral ponía a disposición de los lectores la primera edición de El beso de la mujer araña? Aprobada en noviembre de 1977 por las Cortes Generales, pero ya sometida a un referéndum en diciembre de 1976, la Reforma Política Española que terminaría en la formulación de una nueva Constitución, que garantizaría entre otras cosas las libertades públicas, fue el principio de un proceso que culminaría en ese momento tan ligado estéticamente a Puig que se conoce con el nombre de “destape”. No es, entonces, del todo ajeno al éxito inmediato que tuvo el libro que en octubre de 1977 se aprobara una amnistía general para los últimos presos políticos.
En Buenos Aires, la situación era muy diferente. El golpe ya era una realidad. Pero no porque en marzo el tambaleante gobierno de Isabel Perón hubiera sido derrocado sin resistencia, sino porque desde mucho antes se habían extinguido los triunfales sesenta y de lejos se intuían la noche y la masacre. Tres años antes, Puig había tenido que exiliarse amenazado porque el experimental The Buenos Aires Affair había entrado en una lista de libros prohibidos por el gobierno justicialista. En este contexto, El beso de la mujer araña era al mismo tiempo incómodo, problemático y atractivo. Pésimamente recibido por amplios sectores de la crítica que atendían compromisos políticos o estéticos, se lo leyó con malicia, como si hubiera que defenderse porque sus libros venían a romper algo –de hecho, eso era lo que sucedía.
Desde la perspectiva actual, podemos observar que la elaborada conversación entre el homosexual y el guerrillero es al mismo tiempo limitada y certera. Limitada porque en un par de rounds Molina liquida a Valentín y le demuestra que la revolución no sólo es un tigre de papel, sino una dolorosa pérdida de tiempo. Certera porque preanuncia todo lo que pasará en el futuro inmediato: muerte y traición, sangre y tragedia, pero, sobre todo, el malentendido como motor de la historia. Curiosamente, cuando después Puig intente escribir sobre ese mismo tema menos atravesado por el cine, la homosexualidad y la sensibilidad melodramática, lo que le sale es Maldición eterna a quien lea estas páginas, una novela débil, racional, falta de libido literaria.
Los herederos. Mientras en la Argentina no tenemos un Alberto Fuguet, nacido en California, tan pegado al cine que escribe sus novelas desde la pantalla y hace guiones y dirige, la herencia local va por la mezcla, por la transposición y el uso de material que se supone no es literatura. Si en Los años 90, Daniel Link implementaba el recurso de la yuxtaposición de géneros rescatando cierta paradójica tradición experimental, en su segunda novela, La ansiedad, fue más allá reproduciendo los decorados internos de los correos electrónicos y la forma del diálogo de los programas de mensajería instantánea. Alejandro López, en la más ambiciosa Keres cojer? = Guan tu fak (Interzona, 2005), continuó esa incorporación formal y sintáctica empujando un poco más las convenciones.
El destino de López, que logra momentos narrativos de gran vitalidad, pero también frecuenta el miserabilismo, se unió más a Puig cuando Beatriz Sarlo reeditó, en su artículo “¿Pornografía o fashion?” de la revista Punto de Vista, la relación crítica-innovación. Mientras Sarlo usa la palabra “pornografía” con la impunidad del que ignora, los argumentos, que podrían ser atendibles, son invalidados de antemano por su indignación. Si López se planta en las técnicas narrativas de Puig –y lo hace–, Sarlo lo confirma recordando la reacción de sus detractores. En ese roce, se lee la vigencia de los problemas que Puig propone y resuelve en su narrativa.Muchos otros tomaron parte de esos movimientos conceptuales y los rellenaron con sus propias vidas, obsesiones o lecturas.
Washigton Cucurto se apoya en el latinoamericanismo melodramático para elaborar, por ejemplo, en su último libro de poemas, Un paraguayo ebrio y celoso de su hermana (Vox, 2005), una defensa de la función que cumple el McDonald’s en su vida familiar. Y el uruguayo Dani Umpi une a su carnalidad de estrella pop el exquisito glam de barrio en sus novelas Aún soltera (Eloisa Cartonera, 2003) y Miss Tacuarembó (Interzona, 2004). Incluso Alan Pauls, autor él mismo de un libro sobre Puig, acarició, con El pasado (Anagrama, 2003), el gran desafío de los herederos: expandir el público lector. Haciendo coincidir la textura proustiana con una sensibilidad extrema, Pauls narra una historia de amor que habría cautivado al autor de Cae la noche tropical.
Todos ellos comprendieron que entrar en contacto con Puig es asomarse al abismo cotidiano, cercano e inabarcable al mismo tiempo. Recogiendo todas las variantes posibles del bovarismo, tematizándolas, sondeando sus límites, expandiéndolos, su obra sigue vigente. Frente a la cultura libresca, la principal enseñanza de Puig no es mezclar voces, recortar o escribir pegado a los medios audiovisuales, sino mirar ahí donde las cosas pasan, proyectar esa sensibilidad mediática y vital donde el nervio está vivo y es incluso peligroso; escribir, en definitiva, sobre esa parte del deseo que no comprendemos, que nos supera y cuya presencia alcanza para volvernos desconocidos a nosotros mismos.
(Publicado en el suplemento Cultura de Perfil)