Thursday, May 31, 2007

reflexiones privadas

Sobre La universidad desconocida de Roberto Bolaño

Como todos los libros póstumos, La universidad desconocida llega un poco tarde para algunas cosas, al mismo tiempo que es una revelación más allá de la historia de su escritura y las condiciones de su publicación. Los más de cuatrocientos poemas que contiene vienen ordenados por partes que a su vez recortan libros que pueden ser leídos en forma independiente. Algunos, pero no todos, conocieron edición anterior.
En la "Breve historia del libro" escrita por Carolina López se consignan las diferentes versiones y el escrupuloso trabajo de cotejado que se realizó. Aunque la composición de los primeros poemas se remota a fines de la década del 70, al parecer Bolaño habría trabajado en la construcción del libro por mucho tiempo. “Durante el año 1993, aproximadamente —escribe López—, Roberto se dedica a ordenar y clasificar su poesía. Unos meses antes le había diagnóstica su enfermedad. Lautaro apenas tenía dos años. De esas fechas data el manuscrito titulado La universidad desconocida que ha dado origen al libro que ahora se publica.” Lautaro es el hijo de Bolaño y a él está dedicado el libro.
El primer poema del conjunto se titula Mi carrera literaria y puede ser leído como un arte poética donde lo que resulta determinante no es lo que se escribe, sino la perseverancia en el acto: “Bajo el puente, mientras llueve, una oportunidad de oro/ para verme a mí mismo:/ como una culebra en el Polo Norte, pero escribiendo./ Escribiendo poesía en el país de los imbéciles./ Escribiendo con mi hijo en las rodillas./ Escribiendo hasta que cae la noche/ con un estruendo de mil demonios./ Los demonios que han de llevarme al infierno,/ pero escribiendo”.
Así, lejos de grandes innovaciones formales, Bolaño se queda, entonces, en una poética de la intimidad, de los amigos y las relaciones personales. Por momento impresionista, sus mejores momentos llegan con el análisis de los estados de ánimo propios y ajenos. Contemplativo, inspirado, acepta su cursilería como motor lírico. “Nadar en los pantanos de la cursilería/ es para mí como un Acapulco de mercurio/ una Disneylandia submarina/ En donde soy en paz conmigo” escribe en Ésta es la pura verdad. Esta cursilería, como gesto antes que estilo, encuentra su momento más definido en el poema Lluvia que termina: “Ahora puedes llorar y dejar que tu imagen se diluya/ en los parabrisas de los coches estacionados a lo largo/ del Paseo Marítimo. Pero no puedes perderte”. De hecho la lluvia, como ambiente pero también como personaje, es una presencia constante en todo el libro.
Hay mucha buena poesía de amor platónico en el largo recorrido de La Universidad desconocida. En El trabajo se lee “Credibilidad y no durabilidad pido para los romances/ que compuse en honor de muchachas muy concretas”; pero también se ven momentos de rudimentario erotismo directo: “La verga como un inyector/ Se clava con fuerza y sale/ Inmóvil entre los labios”.Si México y Chile aparecen tironeando la voz poética y el centro de enunciación, los años 80 y su vicios redondean las aristas del libro. “No te enamores de una jodida drogadicta:/ Las primeras luces del día te sorprenderá/ con sangre en los nudillos y empapado de orines” escribe en Ojos. Aunque cuando sale del yo, cuando abandona la habitación de la inmovilidad cotidiana, Bolaño pierde fuerza, se recupera rápido en los ritmos cansinos y en la cita inteligente, a veces velada, a la industria cultural y sus géneros.
Y, por supuesto, a Bolaño le interesa cómo hacer para conjurar las torpezas profesionales y los defectos estructurales de la tradición, casi tanto como sondear los derroteros de aquellos que, entre penurias y alegrías, eligen el oficio de escribir. Ellos, los poetas, reales y ficticios, sinécdoque del mundo cultural, son sus personajes preferidos: poetas que en el crepúsculo beben tequila y hablan en voz baja, poetas chinos que en Barcelona acarician lo sublime antes de sacar la basura. El mismo título del libro remite al proceso creativo: “¿Como se llama esto?, pregunté./ Océano./ Una larga y lenta Universidad.”
Oscar Wilde dijo que toda mala poesía es honesta. Le faltó decir que toda la buena, en algún punto, no puede prescindir de esa tentación y ese desliz. Bolaño por su parte hace de sí mismo un laboratorio sentimental. Entre la autobiografía –en más de una vez aparece el camping Estrella de mar donde fue sereno– y sus prosas más conocidas –también aquí tenemos detectives alucinados, helados, perdidos– La universidad desconocida es, entre muchas otras cosas, un comentario inesperado y seductor sobre su figura, su obra y, ¿por qué no?, lo que ya es su irresistible mito de autor.

Wednesday, May 30, 2007

Soy fiestera



Soy fiestera (2006) de Mercedes Gómez de la Cruz es un libro de poemas que festeja el festejo. De escritura suelta, pero rítmica, su tema central es el acto de bailar y sus derivaciones sociales. Para más precisión es el acto de bailar en un determinado lugar público o semi-publico. En Filosofía del fiestor – tratado poético, el primer poema del libro, queda claro que los escenarios del baile van a ser las más perfectas y aberrantes instituciones celebratorias de la clase media: fiestas de quince, casamientos, discotecas barriales o pasadas de moda –donde es más fácil acceder al trance– y un largo camino de pistas tácitas.
En el libro no falta el levante, la calentura, la indiferencia y el arrebato. La mirada va de acá para allá, contemplando la masa que se mueve alternativamente desde afuera, el que no baila, y desde adentro, el que sí lo hace.

sin desazón estarán
después de danzary será
más liviana la luz de la mañana
cuando vuelvan al hogar
después de danzar

Hay más de un verso donde uno no puede dejar de identificarse.

Intransferible,
Mirada dura del deseo,

La tuya: durísima
durísima

Un libro gozoso y desprejuiciado de poesía desprejuiciada que retrata una actividad de alta exposición y complejo vuelo lírico. Última observación: editado por La creciente de Córdoba en coedición con Junco y Capuli de Rosario, el libro es fruto de un verdadero pacto federal. Más en las elecciones afectivas.

mañana me van a filmar






las hilachas de la rebelión

Escribí una nota sobre la reedición de Martínez Estrada: una rebelión inútil, el primer libro de Juan José Sebreli. Esto es lo que salió o lo que no entró.
“Todos y cada uno podrán encontrar en Martínez Estrada lo que más les guste; para eso están las constantes oscilaciones y la confusión inextricable de su pensamiento” leemos en el último prólogo.

Tilda a Horacio González “neopopulismo nacionalistas”. Populismo es esa palabra comodín que sirve para designar lo que disgusta. O para decir “peronista” de forma peyorativa.

“En Martínez Estrada, como en los estructuralistas, predominaba el espacio sobre el tiempo y lo sincrónico sobre lo diacrónico; la historia se transformaba en mito y la sociología en etnografía; lo real, en fin era sustituido por lo simbólico.”

Contra el “sociologismo lírico” y la “ensayística autodidacta”.

“Los prólogos a esta obra están más cerca de la autocrítica, puerto que han sido escritos con el ánimo de mostrar al lector la evolución de mi pensamiento en el transcurso de medio siglo.”

Sagaz cuando afirma que “el fin de los grandes relatos es una forma oblicua de gran relato”, el sociólogo termina elaborando actualizada y una para nada desdeñable biografía intelectual del ensayista. El cotejado de las versiones de este libro, sus prólogos y su puesta en relación con el contexto histórico –trabajo apasionante y necesariamente meticuloso– excede largamente esta nota periodística.

Tuesday, May 29, 2007

martes a la noche (QD)

Autoconstituirse como la razón implica vicios tan seductores y finos como practicar el irracionalismo. Ahora hace muchísimo frío y la medianoche me va a encontrar tratando de hacer que un tema difícil y ambigüo se vuelva una sencilla y cristalina nota de cinco mil caracteres. Las magias ocultas del periodismo.

Sunday, May 27, 2007

the rufus sunday poetry



Los domingos por la mañana cuido a mi hija.
Ella se dedica a destrozar los libros de la biblioteca.
Yo la dejo.
El sol de la mañana es diferente,
entra de forma diferente en la casa.
Me gusta.
Me hace pensar en otras mañanas,
vividas en otras partes.
Cada tanto me doy cuenta
que fui perezoso para muchas cosas.
Y también inútil,
pero no vale la pena lamentarse hoy.
Mi nombre es Rufus.

Saturday, May 26, 2007

bailando por un sueño, el libro

El programa lo vi un par de veces, y ya. Pero el libro de Fulco me enganchó y lo estoy disfrutando. Felicitaciones, Pochoclo. Que sea el primero de cien.

Thursday, May 24, 2007



el rinoceronte
por Rodrigo Alliende
hace un milenio /que bajamos / del borde del barro,/ donde vimos a un enorme/ rinoceronte prehistorico /enjaulado entre hojas quebradizas, /con el cuerno al cielo/ como el filo del cuchillo/que corta al mundo en dos mitades/ la humedad de su cuerpo/ cayo como granizos/durante el temporal en el / campo aoleado de la ira./ los pescadores observaban a la / monumental bestia/abrirse como redes en el infinito ./ donde los pequeños entes anidaban/en el interior de interminables lineas/ del camino de la podredumbre, /que surcan los ejércitos invisibles, / y todo descendio entre el/ campo ardientede las descendencias.
Esa mezcla tan evidente de brutalidad sensible.

Wednesday, May 23, 2007

rufus y la jirafa



Se conocieron en la Facultad de Ingeniería. Él se enamoró. Ella hasta ahí. Juntos prometieron combatir a la gente que hace daño. Pero el plan no resultó. Qué le vas a hacer.

en el desierto


Vivo en el desierto con mis pájaros.
Ellos cantan. Y yo los sigo.

La mirada soviética



Sobre Un escritor en guerra. Vasili Grossman en el Ejército Rojo, 1941-1945 de Anthony Beevor y Luba Vinogradova

Como se lee en la solapa, Vasili Grossman nació en 1905 en la localidad ucraniana de Berdichev, y en 1941, cuando la Segunda Guerra Mundial ya tenía dos años, se convirtió en corresponsal del Estrella Roja, el principal periódico del Ejército Rojo. Escribió varias novelas, muchas de ellas sobre la guerra, y en 1960, terminó Vida y destino, la que es considerada, al mismo tiempo, su obra maestra y un desafío al régimen totalitario. Murió cuatro años más tarde. Un escritor en guerra. Vasili Grossman en el Ejército Rojo, 1941-1945 son los apuntes manuscritos, rápidos, impresionistas, que el escritor ruso tomó a la par que escribía sus artículos.

La primera parte del libro, que tiene mucho de collage, cuenta el avance alemán, la miopía rusa y la asesina manía que tenía Stalin de negar la realidad. En el primer capítulo, Grossman cubre la retirada soviética y las primeras consecuencias de la invasión alemana. Un par de meses después, en “La conquista de Orel por los alemanes”, ya piensa como veterano: “Conozco esa imperturbable calma que proviene de la ignorancia y que en cualquier momento se puede convertir en terror y en pánico histérico”.

La segunda parte del libro se titula “El año de Stalingrado, 1942”, y Beevor apunta que en enero de ese año el periodista fue enviado a cubrir las operaciones al Sudeste por, al parecer, petición propia. De allí en más, se trata de describir los cuerpos congelados de los alemanes, entrevistar a los comisarios políticos locales o comprender la dura técnica de derribar el avión del enemigo chocándolo con el propio: “El topetazo es algo que evoca el carácter ruso –confirma un piloto entrevistado–. Es la educación soviética”.

Durante un permiso de dos meses, Grossman escribió una de sus novelas más célebres titulada El pueblo inmortal, publicada en dieciocho entregas por el Estrella Roja. Su éxito fue inmediato. Cuando volvió al frente lo esperaba la lucha por la ciudad de Stalingrado, lo que le permitiría, por un lado, escribir sus artículos más celebrados y, por el otro, experimentar el miedo y el gozo de uno de los momentos más importantes de la Segunda Guerra Mundial. Después, fue el avance hasta Treblinka, para ser uno de los primeros periodistas en describir el horror de los campos de concentración nazis, y finalmente la batalla final en Berlín.

Grossman escribía con una mezcla muy atípica de optimismo y sentido crítico. Aunque era ucraniano y formaba parte del partido, se sentía soviético y veía en el Ejército Rojo una entrega digna de reconocimiento. “La moral del ejército: una gran fuerza sutil. Es una realidad”, escribió. Por otra parte, la guerra y su condición de corresponsal no hacían que el trabajo de Grossman estuviera por encima de los problemas más comunes del periodismo. Muchas veces detiene la narración para dedicarle un párrafo a su editor de Estrella Roja: “La gente dice que Ortenberg es un buen editor. Quizá lo sea. Pero ¿por qué ese hombre de provincias que ni siquiera ha completado la educación secundaria es tan altivo y arrogante hacia sus subordinados como un patricio romano?”.

La prosa breve y apurada de sus notas parece responder al ideal de Hemingway, quien buscaba una frase verdadera, sencilla y explicativa, pero también a las crónicas de John Steinbeck compiladas en Una vez hubo una guerra. Como ejemplo se podría citar todo el libro: “Se hizo de noche. La artillería abrió fuego. Largos relámpagos en el cielo oscuro del Oeste”.

Escrito a dos voces, con dos capas que se relevan, una con los apuntes de Grossman y otra con la útil y puntual información que van intercalando Beevor y Vinogradova, Un escritor en guerra... cuenta, en realidad, dos historias al mismo tiempo. Por un lado, la pluma del periodista que narra lo que ve, lo que escucha y lo que siente; por el otro, la de los historiadores, que, sesenta años más tarde, traducen esa narración, poniéndola en contexto, intentando ordenarla y hacerla legible. “Se encontró a sí mismo durante la guerra”, dicen los editores que decían de Grossman sus compañeros. Pero no es ése el único encuentro en este libro.

Grossman describe la guerra en su punto más cotidiano, pero no por eso menos dramático. Se preocupa por los campesinos y su éxodo, por la relación de los soldados con sus viandas, o por la crueldad y el valor de muchos oficiales rusos que podían arrastrarse codo a codo con los soldados y después golpearlos si traían malas noticias.Un escritor en guerra. Vasili Grossman en el Ejército Rojo, 1941-1945 es un libro complejo, bien editado y muchas veces lleno de la extraña poesía rusa que nació como consecuencia de que un escritor de talento viviera la guerra más importante y cruel que sufrió Europa en el siglo XX.

Tuesday, May 22, 2007

querido diario, tácito lector

A mediados de 1996, apareció Cómo se escribe el diario íntimo, una antología de fragmentos de diarios de autores reconocidos a cargo de Alan Pauls. El libro, de tapa fea y sospechoso aire de manual, se revela como mucho más que un simple rejunte. Si hay presencia previsibles como las de Cheever y Gombrowicz, cuyos diarios son ya verdaderas zonas de confluencia literaria, la cuidad elección nunca es errada y explora los días de autores más lejanos como Jünger y Pavese, o inesperados en este género como Brecht y Barthes.
El prólogo, del mismo Pauls y titulado Las banderas del célibe, es un texto destinado a independizarse y sobrevivir a aquellos a quienes que antecede. Parafraseándolo, podemos preguntarnos: La sangre que hay en el género ¿es apenas una falacia truculenta? “Se escribe un diario –anota Pauls– para dar testimonio de una época (coartada histórica), para confesar lo inconfesable (coartada religiosa), para “extirpar la ansiedad” (Kafka), recobrar la saluda, conjurar fantasmas (coartada terapéutica), para mantener entrenado el pulso, la imaginación, el poder de observación (coartada profesional).”
El diario íntimo, artefacto arisco, refractario a la monda teórica y promesa de placer para el sensible lector paracaidista, encuentra en esta edición una orgullosa, refinada y prepotente galería de nombres. Entre 1915 y 1920, Robert Musil anotó: “Algunas veces me he propuesto escribir mi vida; hoy, despuésde haber leído el segundo volumen de la autobiografía de Gorki, empiezo a hacerlo.” Y Virgina Woolf relee lo que escribió para admitir que siempre que se vuelve a la escritura diaria se lo hace con una “especie de culpable intensidad”. Un libro es, tautológicamente, muchos libros; Cómo se escribe un diario íntimo, a diferencia de otros, está lleno de gente famosa que se recluye a escribir y a pensar en soledad, o en la compañía siempre ominosa de un lector futuro para el que monta el espectáculo íntimo de la confesión.

Monday, May 21, 2007


Saturday, May 19, 2007

sábado a la noche (QD)



No me gusta la cumbia. Quizás necesite a un Piazzolla del género. ¿Es posible? En estas cosas uno nunca puede cerrar con llave. En todo caso, no soy agresivo. Pero sí estoy seguro de que no me da placer estético escuchar esa músca, quizás sí me despierte algún tipo de curiosidad antropológica su síncopa mántrica, pero eso es otra cosa. Como fuere, hoy estuve en la calesita con mi hija y empezó a sonar El bombón asesino. Adelante, una madre que acomoda a un nene de tres años en un caballito dijo entusiasmada: "Uy, escuchá, tu canción, la que te gusta a vos". Mi hija respondió bien a las frases del acordeón sintetizado y a la letra libidinal. De repente, mientras dábamos vueltas, me di cuenta de que yo también la disfrutaba. Tardé en comprender que me gusta porque fue el tema-emblema del paro que los trabajadores sostuvieron en Perfil durante cuarenta días por unos muys justos reclamos salariales. Fue extraño, imprevisible, pero ligera y placenteramente embriagador escuchar esa melodía de nuevo.

Friday, May 18, 2007

en la sabana



Estamos tan cerca y, sin embargo, tan lejos. Ella ahí, asoleándose tranquila fuera del alcance de los predadores. Si yo fuera un tigre, un león, me temería. Pero soy un tranquilo paquidermo herbívoro y entonces puedo acercarme y mirarla sin que ella me dedique más que una mirada de curiosidad indiferente, moviendo su cola, espantando alguna mosca, alargando su grácil belleza en el tiempo siempre cálido y consistente y sensual de la sabana.

confesión

"Una vez un amigo me invitó a su casa. Seguramente no estarían sus padres. Me mostró el comedor y me dijo que nunca había comido ahí. Teníamos 11 años. Después tuve compasión de él, su vida me parecía opresiva. Ahora mis hijos se paran arriba de la mesa del comedor y eso me resulta más opresivo aún."
Juan Pablo Correa.-

Thursday, May 17, 2007

Fantoni hizo un rino


Wednesday, May 16, 2007

miércoles de madrugada (QD)

Kafka, Joyce, Beckett, Proust, todos impensables en la Argentina, donde lo que corta es la política y lo que ordena es el mercado tercer mundista con picos de estrafalario regodeo burgués. (Y ahí, en esos picos gemelos entra todo con una extraordinaria libertad estética.) En cambio, la Woolf sí, la Virginia Woolf podría haber sido pampeana. Pide algo concreto, al menos. Un cuarto para ella sola. Ni padres castigadores, ni vacío existencial, ni largas confesiones histéricas. Uu cuarto, apenas. Un cuatro para colgar un poster que puede ser el Che Guevara pop, pero también el de Evita. Y Evita tiene otro secreto, más complejo, muchísimo menos domesticable.
Sigo escribiendo en el pasquín de las erratas.
Ahora soy crítico de arte. Mañana Dios dirá.

Tuesday, May 15, 2007

esto no es un pato

Monday, May 14, 2007

lunes a la tarde (QD)

En la redacción vacía, leo Un escritor en guerra, las notas que tomó Vasili Grossman entre 1941 y 1945, mientras fue corresponsal del Estrella Roja en el frente. Lo leo recostado en la incomoda silla de mi escritorio y pienso que la lectura es una actividad civil, pero la escritura puede ser militar. Grossman no tiene tiempo para leer, pero sabe escuchar a los soldados con los que avanza y retrocede y a los campesinos ucranianos que lo reciben en sus cabañas y en las granjas colectivas. A veces lee cómo salieron publicados sus artículos y lee artículos de otros. Uno de los defectos del periodismo es también su condición de posibilidad. Es la escritura lo que se cambia por dinero. Muy pocas veces se paga por la lectura y en condiciones muy especiales. Un lector en el frente -un lector borgeno, sofisticado- no sería buen periodista. Quizás sí un buen general, o incluso un mariscal de campo, eso no lo dudo. Pero no un periodista que tiene que escribir como Grossman, acostado en un catre, casi sin luz, en una trinchera, sobre la caja de un camión en movimiento.

un libro que suena a bombo y pancarta

Sunday, May 13, 2007

di origini sammarchesi



Juan Nicolas Terranova è un giovane scrittore argentino, di origini sammarchesi. Il padre, Michele Arcangelo Terranova, architetto, morto in Argentina nel 2006, era nato in contrada Maiolungo nel 1947. Il nome di Juan compare su vari siti con blogs e recensioni sui suoi racconti (El Pornógrafo, El Collecionista, El Cainibal ecc.)
Notizie e foto tratte dal sito La capital.
(Mis paisanos me reconocen. ¡Viva La Calabria Unita et San Marco Argentano! Má che cossa estranna fa con le mane...?)

Friday, May 11, 2007

tengo sueño


viernes a la noche (QD)

Estoy resfriado y siento los dedos terrosos, como si tuviera las manos llenas de polvo. También tengo un libro para reseñar que promete y entre ayer y hoy caminé como un desgraciado. Ahora suena el teléfono.

Thursday, May 10, 2007

un buen titulo (QD)

Daniel Guebel, hoy, discutiendo sobre cualquier cosa, enunció el título de un libro que yo leería curioso : "Acuérdense de mi cuando me muera". En el fondo de una taza usada puede haber una boca. Hoy alguien volvió a preguntarme por qué me gustan los rinocerontes y en vez de intentar, una vez más, justificarme dije simplemente que no sabía. Hay algo que sí sé, es casi un aforismo: si vos no cultivás tus gustos, nadie lo hace por vos.

Wednesday, May 09, 2007

miércoles a la noche (QD)

Muy resfriado. Aunque afuera hace frío, tengo que contener mis ganas de salir a caminar. La televisión dice que son un poco menos de nueve grados. Hoy, a un compañero de trabajo sobre la nota de Joyce que escribí y no va a salir: "Bueno, lo único que falta ahora es que me guste Proust y me hago puto". En un año de elecciones, yo junto libros en mi escritorio, intentando darme cuenta cuál sería el más simple de reseñar.

Versiones de un continente


Sobre La idea de Europa de George Steiner y Mi Europa, dos ensayos sobre la Europa Central de Yuri Andrujovich y Andrzej Stasiuk.
La idea de Europa es un volumen breve publicado en coedición por Siruela y Fondo de Cultura Económica. En sus magras setenta páginas, sin embargo, entran una conferencia que George Steiner dio en el Nexus Institute de Ámsterdam, un prólogo de Mario Vargas Llosa, una introducción de Rob Reiner, director del instituto, y una buena porción de añejo eurocentrismo intelectual. Mientras Vargas Llosa y Reiner se regodean en enunciados fáciles como “Europa es el lugar de la memoria, y América, el de las visiones y utopías futuristas” y “La obra de George Steiner puede verse, entre otras cosas, como un código moral intelectual”, el mismo Steiner es más refinado, pero no por eso menos contundente.

Delimitando un geografía canónica, el ensayista marca cinco rasgos que ve como esenciales a la constitución del continente: los primeros cuatro “axiomas” son más simpáticos y comprobables que exclusivos. Steiner señala la gran cantidad de cafés donde poetas y políticos europeos de todos los tiempos modernos escribieron, debatieron y conspiraron; la escala humana del paisaje y la posibilidad, casi una invitación, de la geografía europea al paseo y la excursión propicia a las divagaciones metafísicas; el hábito de nominar calles y plazas con nombres de científicos y escritores, y una doble ascendencia –sobre la que el académico siempre parece insistir– en Atenas y Jerusalem. El quinto concepto, menos enfático, es definido como “ese famoso crepúsculo hegeliano, que ensombreció la idea y la sustancia de Europa incluso en sus horas de mediodía”.

Un poco nostálgico, un poco oxidado, bordeando la tautología, Steiner esboza situaciones narrativas o teóricas pero no las desarrolla. Cuando escribe: “En un café de Génova escribe Lenin su tratado sobre empirocriticismo y juega al ajedrez con Trotski”, el lector asiste a un íntimo hecho crucial del siglo XX. Pero es como si mirara una instantánea que rápidamente se desvanece. Si La idea de Europa no es la intervención más feliz de Steiner, cuya producción crítica puede ser considerada fundamental, los textos publicados por Acantilado en Mi Europa, dos ensayos sobre la Europa Central se presentan como un interesante revés de la trama.
La primera línea de Revisión centroeuropea del ucraniano Yuri Andrujovich puede leerse como una respuesta a la intervención de Steiner: “Desde la infancia me he sentido atraído por las ruinas”. Impresionista, divagante, siempre sensual en sus recorridos, Andrujovich describe ruinas industriales, derruidos castillos de la edad media y unidades habitacionales cuya pintura se descascara. Su reflexión es también una autobiografía y una genealogía. “El viaje centroeuropeo es siempre una huida” escribe y el inventario familiar lo corrobora. El polaco Andrzej Stasiuk es más directo en su Diario de bitácora. Describiendo llanuras llenas de ventiscas y largas noches invernales, piensa la geografía ubicándola por sobre la política, la economía y la historia.
A la sólida propuesta de Steiner y sus clásicos, Stasiuk responde, casi bíblico, con liviandad: “Sí, mi Europa se compone de todo esto. De detalles, de pormenores, de sucesos que duraron apenas unos segundos y parecen cortometrajes, de retales abigarrados que dan vueltas en mi cabeza como las hojas barridas por el viento, y a través de este vendaval de episodios se traslucen un mapa y un paisaje”.
Hay muchos puntos de contacto entre Stasiuk y Andrujovich: La cuenca del Danubio como referente ineludible, ocupar el centro geográfico de Europa y ser la otra Europa, llamar Galitzia a la actual Polonia Menor Oriental, la transición al capitalismo y la irrupción de la televisión satelital en las aldeas. Nacidos ambos en 1960, desconocidos para el lector argentino Andrujovich y Stasiuk encarnan una verdadera conciencia crítica actual, aunque muy probablemente ellos nos suscriban esa nominación.

Menos utilitaristas, más sensibles a la realidad y manteniendo a raya la tradición y cierta idea enrarecida de destino –de la mano de la cual Berlín y Moscú construyeron más de un patíbulo–, volando sobre todo fuera del radar de Steiner, ellos también constituyen Europa, pero su prosa está llena de ricas ambigüedades y trayectos personales. La pregunta clave sobre dónde termina el continente choca en estos ensayos confesionales contra lo híbrido, lo mestizo, las fronteras donde la frase “Vodka barato” se escribe en tres idiomas con tiza en un poste. Ellos encarnan con sabia y vital resignación antes que con flema pomposa el desgarro del poscomunismo y eso que llamamos, a falta de un nombre mejor, verdad narrativa.

miércoles de madrugada (QD)

De alguna forma, levantándome de una mala entrada en casa, después de un esquivo día de trabajo. El secreto está en la noche fría y en las manos lentas. James Joyces le escribe a Nora Bernacle el 18 de noviembre de 1909: "Desde esta mañana cuando leí tu carta, me sentí todo el día como un perro callejero que recibió un latigazo entre los ojos".

Tuesday, May 08, 2007

Cartas del poeta a su madre



Las Cartas a la madre que Charles Baudelaire escribió a ritmo sostenido entre 1833 y 1866, difieren mucho de sus cartas a amigos, artistas o editores. ¿Cuál era el diálogo de un poeta tan atormentado y voluptuoso como Baudelaire con su madre? ¿Qué extraño formato edípico podría destilarse de esos intercambios? Cerca de una descarnada autobiografía espitolar, el centro vital de estas cartas es la existencia material del poeta. El vocabulario aquí se vuelve cada vez económico a medida que los años pasan. Se habla, así, de préstamos, de recompensas, de cobros, y sobre todo de endeudamientos.
La dura subsistencia del poeta –que siempre debe, que siempre necesita dinero– se traduce en esta antología de una forma palpable, develando el contexto de escritura de muchos de sus poemas. El mito se ve entonces abordado doblemente desde su obra y desde esta frágil intimidad, más utilitaria y transparente pero no por eso menos confiable. ¿Hasta que punto Baudelaire se retrata a sí mismo sufriendo el hastío? “Mi mesa, desde comienzos de mes, está repletas de pruebas de imprenta hasta las que ahora no he tenido el valor de meter mano, y siempre llega el momento en que hace falta, con gran sufrimiento, salir de estos abismos de indolencia” escribe el 25 de diciembre de 1857. El conjunto encuentra su breve pero intenso climax en la trastienda política del juicio que el poeta sufrió por la publicación de las Flores del mal: “Todos me instan a que no abra la boca durante la vista de la causa por temor a que me deje llevar por uno de esos accesos de cólera míos”.
El libro lo edito Mondadori con traducción y notas de Roberto Mansberger en su colección El espejo de tinta, nombre horrible pero con títulos impresionantes como las Cartas a Stalin de Gulgákov y Zamiatin o los dos tomos de Diarios íntimos de Virginia Woolf. Creo que muchos de ellos, incluido Cartas a la madre (1833-1866), todavía se consigue en las librerías de saldos de Corrientes.

Monday, May 07, 2007

lunes, cerca de la medianoche (QD)

Hoy llegué tempranó, me di un baño y me puse unos pantalones de corderoy gastados. Es la primera vez que me los pongo este año, hace frío y es como reencontrarse con un amigo. "Hola, ¿cómo estás? Cuando te dejé eras más joven y estabas un poco desorientado con algunas cosas." Pero yo tengo para contestarle: todavía sigo desorientado con algunas cosas. Tampoco se trata de que un viejo y cómodo pantalón de corderoy se tome atribuciones que no le corresponden. Me gustaría que todo lo demás fuera tan fácil.

Las muñecas de Bellmer



Durante el período de entreguerras, acompañando y dejándose acompañar por la estética surrealista pero sin convertirse en un referente del movimiento, Hans Bellmer comenzó a construir sus muñecas, mientras se ganaba la vida como artesano del diseño en Berlín. Se dice que las primeras surgieron como reacción frente al ascenso del Partido Nazi. Esto no es exacto pero tampoco es falso. La Poupée, que nació en 1935, tuvo innumerables versiones y frecuentó a su autor hasta los últimos días de su vida. En este primer caso, la duplicación de las partes bajas del cuerpo, con un agresivo subrayado de la vulva en contrapunto al inocente juego de zapatos y medias, insiste en las irregulares mareas del pudor.
La fotografía, famosa en buena medida, incluye, además, un espejo. Era el mismo Bellmer el que fotografiaba sus obras, introduciéndolas en un espiral de reproducción técnica. De hecho, hay algo exponencial en esta foto que recuerda la siempre incompleta relación del hombre con su libido. Sometiendo sus personajes a la violencia, desplazándolos a la fragmentación, ¿ironiza Bellmer las percepciones eróticas? ¿O intenta retratarlas con honestidad? Sus esculturas y sus dibujos, en todo caso, componen una anacrónica prehistoria de la pornografía.
Alemán nacido en Silesia que encuentra, no sin previos desvelos, su destino en Francia, Hans Bellmer llefó al mundo en 1902, atravesó el siglo XX y murió en París el 23 de febrero de 1975. Sus obsesiones fueron, sin duda, las diferentes variantes que propone la mecánica siempre artificial del deseo.

lunes al mediodía (QD)

Llegué temprano y la redacción está vacía. Hoy tuve que cruzar la barrera del Sarmiento para tomar el subte. La barrera estaba baja pero crucé igual. Mientras dudaba si se podía o no me vi reflejado en el parabrisas de un auto que esperaba. Miré a la derecha y a la izquierda y la campana seguía sonando pero el tren no aparecía por ningun lado. "Bueno -pensé-, como metáfora no es tan mala." El tema es metáfora de qué.

Sunday, May 06, 2007

mi último libro

La otra Virgen del Cerro.

Saturday, May 05, 2007

la virgen del cerro



“De autor anónimo del siglo XVIII, en técnica de óleo sobre lienzo la pintura Virgen del Cerro es la de mayor trascendencia iconográfica del Museo de la Casa de Moneda. Esta obra, pone en evidencia la influencia del barroco hispanoamericano pero con una expresión propia de la región que sintetiza la historia, las religiones del nuevo mundo y los conquistadores, las costumbres y hasta la naturaleza.

El autor ha querido representar y lo logra con creces mostrar la coronación de la Virgen María inserta en el Cerro Rico cuya riqueza de plata originaba la conjunción de dos culturas en todos sus aspectos.
En la parte superior, la Santísima Trinidad, representada por tres figuras diferentes, participa de la coronación: El Padre Eterno vestido con capa pluvial, el Hijo mostrando los ornamentos del sacerdote pare la misa y el Espíritu Santo personificado por una paloma. A derecha e izquierda se hallan los arcángeles: San Miguel. Con una cruz y espada en las manos y San Gabriel, sosteniendo un corazón. Esta escena celestial esta dividida de la terrenal por un rompimiento de gloria, representado con nubes y querubines. Los dioses de los incas, Inti (Sol) y Quilla (luna) también presencian la coronación.

En la parte inferior de la pintura, la escena terrenal muestra varias alegorías; el origen del nombre de la ciudad de Potosí, interpretándose que Huayna Capac, Emperador de los incas, llegó en el año 1462 al sitio que ahora ocupa la ciudad y quedo maravillado al observar el cerro que se conocía como Sumaj Orcko (Cerro Hermoso), ordenando a sus vasallos explorar la montaña. Al cumplir ellos la orden, escucharon el estruendo "Potojsi", de ahí deriva el nombre Potosí.

En otra alegoría se representa el descubrimiento de la plata del Cerro Rico, en el año 1544, cuando el indígena Diego Huallpa, según otros, apacentaba sus llamas en el lugar que hoy ocupa la villa. Cierto día, algunas llamas se alejaron hacia la montaña, extraviándose una de ellas. Huallpa tuvo que pasar la noche en el cerro y por el frío encendió una hoguera con keñua y pajas bravas que crecían allí. Al día siguiente, grande fue su asombro al descubrir pequeños hilos de plata que el calor había derretido.
Aparecen también en la parte inferior de la pintura, autoridades civiles y religiosas que agradecen a Dios por la riqueza del cerro. A la izquierda se ve un Papa, un Cardenal y un Obispo. A la derecha, están el Emperador Carlos V y un Caballero de Santiago y el donante. En medio de ellos. Un círculo con una ciudad, probablemente Potosi, que en esa época fue el centro de la economía y el poder del mundo. Otra versión indica que era el mundo a los pies de la riqueza del Cerro.”
Extraído de bolivian.com

guerrilla rural para principiantes

Hice una reseña sobre Muertos de amor, la última novela de Jorge Lanata.

Hipercrítico.com

compulsión a la repetición

"En la veterinaria me atiende un hombre de unos cuarenta años. En la sala de espera perros finos y desmejorados, y lo que en una conversación con amigos sería una parodia del lugar común ahora es parte fidedigna de un diálogo hermoso con una de las sufrientes dolidas dueñas: yo a los hombres no los quiero, nena, pero a los animalitos sí."
Sonia Budassi en No Retornable.

Friday, May 04, 2007

el infiltrado


Thursday, May 03, 2007

yo fui alumno suyo



Juan Terranova para Perfil (domingo: 29 de abril de 2007) "La mayoría de las entregas que integran esta novelita fueron publicadas previamente en Linkillo (cosas mías) en las fechas que se indican en cada caso. Los hechos y los personajes son ficcionales y cualquier semejanza con la realidad es mera homonimia o coincidencia". Ningún lector más o menos avispado creerá esta advertencia inicial. Montserrat no tiene "coincidencias", poco exhibe de "novelita" y mucho de diario íntimo. Y si es verdad que el libro se puede atravesar sin percatarse de que fue publicado íntegramente en un blog, las marcas son visibles y el conjunto presenta una exploración de la revolución digital, y las posibilidades de sus géneros, menos arrebatada que La ansiedad, novela anterior de Daniel Link. Por otra parte, es sabido que ninguna escritura prescinde de la pátina de la ficción, y mucho menos lo hace ésta. Luego, más allá de los dulces entramados de situaciones domésticas -un ominoso vecino sospechado de loco, superpoblación de verdulerías, la sorpresa de descubrir a Marcel Duchamp como un ex vecino-, el barrio del título aparece como nucleo fuerte de la estructura narrativa. "Nuestras instituciones son sólidas, al igual que nuestro modo de vida", escribe Link en referencia a su hábitat.

Así, contra todo pronóstico que vaticinaría un libro fragmentario, incluso inconexo, aflora una sutil trama donde el barrio es el protagonista principal y el acercamiento del autor a sus características, sus verdades y sus secretos, un movimiento económico y justo. Es posible encontrar, en cada entrada, frases de extraña belleza teórica: "Con la microscopía barrial pasa lo mismo que con las grandes películas de Warhol y la Recherche de Proust: modifican el régimen de percepción". Jugando a reivindicar la tradición de Boedo y los lugares periféricos, Link exagera la importancia de, entre otros, Álvaro Yunque -"uno de los grandes escritores argentinos", dice- por su pertenencia geográfica. Pero la operación rinde y, mientras el barrio se mistifica, el humor y ciertas escenas descarnadas redondean un libro equilibrado, que llega al lector con una amabilidad y una solvencia que se agradecen. Quizá, bastante rápido después de las primeras aproximaciones, hoy sea el momento de libros que usan la Web como soporte primero y laten, como Montserrat, a un ritmo urbano que no deja de ser en ningún momento fervientemente íntimo.

Wednesday, May 02, 2007

género y subgénero

Le tengo especial admiración a María Moreno. Celia el otro día me dijo: "Es la escritora que yo quiero ser". Y yo le preguntéa la autora de El fin del sexo y otras mentiras: "¿Alguna vez votó al peronismo?". Y ella respondió: "Siempre voté a algún subgénero del peronismo".

Tuesday, May 01, 2007

el filósofo burrero

La semana pasada me tocó hacerle una entrevista a Fernando Savater. Fue la entrevista más corta e higiénica de mi vida. El resultado, en este brulote gratuito.

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